¿Un joven común?... como un asesino
¿Un joven común?... como un asesino
Por: Ed Nigma
Tiempo de mejorar

NOTA DEL AUTOR: TODAS LAS DIRECCIONES QUE APARECEN EN ESTE LIBRO PUEDEN SER REALES, PERO ESO NO SIGNIFICA QUE AHÍ OCURRAN ACTOS ILÍCITOS, EL AUTOR NUNCA COMPROBÓ ESAS UBICACIONES Y NO SABE LO QUE SE ENCUENTRA ALLÍ. POR FAVOR NO IRRUMPIR EN LAS UBICACIONES

Mi nombre es Eduardo, los viernes, igual que todos los días, me había levantado a las 5:00am para salir a correr, regrese a bañarme e ir a la universidad donde estudio. Puesto que eran tiempos de exámenes, había encontrado un cuarto cercano a mi universidad para ir caminando... ya que, como diría un pobre, el dinero no crece en los árboles y yo... solo gastaba dinero en riesgos aceptables

Resolver las evaluaciones era cosa fácil siempre y cuando diseñando sistemas de intercambios con mis amigos, intercambiándose las preguntas, y si sobraba tiempo, las revisaba por si acaso. Normalmente iniciaba con los teóricos y al último los prácticos ya que soy más hábil en las matemáticas; no obstante esperaba por lo menos a 5 personas para entregarlo... hay que saber disimular. Después de eso iba a casa, a realizar el resto de mis trabajos, tenía una semana para acabarlos, podría avanzar mis trabajos de ingeniería mecatrónica y terminarlos antes ... pero la pereza era más grande

Almorzar, dudar, pensar, soñar y salir a la calle con tal de despejar mi mente de mis obligaciones eso resumiría mi semana normal

Pero era viernes, salió la noche y una vez regresando a casa, me aliste para salir con mi camisa gris encuadrada con el lado deshilachado y viejo, a la derecha listo para ir al casino y apostar, no acostumbró a jugar en el mismo lugar por lo que siempre busco uno nuevo aunque rara vez voy al de antes. Ya dentro evité a toda costa beber para estar consciente durante la partida y así fue, esta vez gane una buena parte aunque siendo sincero me da igual si gano o no solo era sólo distracción o pasatiempo para llegar a mi parte favorita de mis noches de viernes...

Me fui al lugar más abandonado de la ciudad, hogar de ladrones y drogadictos perfecta carnada para mi cuchillo de confianza. Los drogadictos ni sabían qué fue lo que les atravesó la garganta y corazón, en ese mismo lugar se me apareció un ladrón con claros fines de asesinarme

—Tranquilo —dije en buena forma mientras sacaba lentamente mi reloj con mi mano enguantada—. Yo no quiero problemas. Dándole el reloj y presionando un botón que tenía oculto, el cuchillo atado a una corriente eléctrica salió disparando su pecho; pero fue un toque de 23.8 miliamperios que lo dejó inutilizado por completo más que el anterior. Inmóvil, acuchille su garganta para que dejara de gritar —¡Estas loco!— me dijo

 —¿Por qué pretendes decir que estoy loco?— dije cortando su brazo derecho —Solo he... agudizado mis instintos — dije apuñalando su pierna derecha varias veces, el trato de caminar y huir pero cayo por las heridas —he ahi el quid— le dije acercándome con el cuchillo eléctrico —Tu me crees loco— ataque su brazo izquierdo — pero los locos no razonan...  — dije atacando su pierna —¡Si supieras con que nivel de juicio te estoy atacando...— Dije apuñalado en sus costillas derechas— con que precisión! — dije atacando en sus costillas izquierdas —Con que disimulo me pongo manos a la obra— dije dejando de fingir la voz de anciano y sonriéndole. Por último, le abrí el estómago y dejé sus tripas fuera. —Adiós presa —dije con una linda sonrisa fijando en sus ojos que pedían ayuda— Fue divertido cazarte, fin del juego.

Terminada la ejecución me marché. Antes de salir del lugar di vuelta a mi ropa y me retiré de camino a casa. Una vez ahí me bañe, desconecte mi cuchillo y lo lave junto con el guante. La sensación de ocultar toda prueba de asesinato se me hacía divertido al igual que el perfeccionismo que se encontraba de mis fabulosos trabajos. Luego descanse, las pesadillas siempre ocurrían, un agradable sueño era revivir las muertes de mis víctimas, las gozaba pero mi mente no acepta tal acto, era como estar borracho con la mente lenta y confundida. Volver a herirlas, en pocas ocasiones las masacraba a más no poder, es un placer para mí.

Al día siguiente el Sábado de descanso, de recordar, de entrenar y deleitarse con más muertes. Se que a nadie le importa, pero considero que todo esto es para un bien, es decir, hay menos estorbos en la ciudad ya que me cause placer es problema mío. La ciudad es grande por lo que cazar en el mismo lugar era peligroso, de hecho, esta ciudad es tan peligrosa que cualquier noche se presta para unos buenos asesinatos nocturnos. Y lo mejor de todo es que siempre va ver una sala de juego cerca. En esa misma noche salí en busca de presas nuevas para cazar. Las más comunes y favoritos son los ladrones, los drogadictos hasta parecen aceptar su muerte y eso me da asco; prefiero ver a la persona consciente que no pueda mover ni gritar del dolor, ver su miedo en sus ojos y acuchillarlo mientras la electricidad le quitaba más de su vida, simplemente glorioso.

Glorioso tras la satisfacción de torturar a los torturadores, matar a los asesinos, hacerlos sentir un miedo indescriptible y su mirada, esa búsqueda de piedad hasta el último momento, intentando evitar su muerte... Me causa una gran emoción recordar sus expresiones de dolor mientras los destripaba o quemaba para no usar el mismo método.

Desgraciadamente era sábado. Me desperté a las 5:00am para ir al gimnasio, hace pocos años descubrí que era un holgazán pero también supe que sufría de presión social, por eso voy al gimnasio donde hay mucha gente, para esforzarme de mi ansiedad social y aprender a sobrellevarla igualmente para ponerme en forma.

Después de bañarme me acerqué al espejo... el ejercicio me había cambiado. Ahora estoy más fornido. Aunque sigo siendo de cara alargada. Y este pelo.... Con 2 remolinos que nunca me dejan peinarme bien. Y si lo logro. A los 20 minutos se auto desordena. Eduardo el Zanquilargo. Siempre mi hermano me llama así por mis piernas largas. Y ahora. También sería por lo sanguinario

Desayunar y ver las noticias, rara vez pasaban mis asesinatos, bueno, no tiene más de un año que empecé a hacerlo. No notaban mi sombra pero si les atraía la forma en como los asesinaba, era lo más llamativo para ellos, fuera de eso no hay nada. En esta ciudad se han vuelto tan comunes los asesinatos que ya no es cosa relevante para la prensa a menos que sea alguien importante. Presa que he tratado de buscar y cazar desde que inicie mi vida de asesinatos, no obstante sería poco probable en especial en un viernes por las noches era más posible que apareciera un drogadicto o un torpe ladrón que a nadie le importara. Aun así prefiero estar desapercibido, mientras menos noticias más tiempo tendré para divertirme. Después de todo, mi vida es ordinaria con un joven cualquiera en la Ciudad de la Primavera.

De vez en cuando visito a mi familia, durante las vacaciones a mis padres en Cajamarca; les llevo comida o a un lugar en donde comer, el cuy era el platillo favorito de mis papás. Enterarme de las últimas novedades y de cómo va su vida, visitar a mis tíos y tías llevándoles dulcecitos, contando sus anécdotas, viendo cómo progresan mis primos y pensando la manera de ayudarlos era la sensación más cálida y nostálgica que tenía al tenerlos a mi lado, supongo. En cuanto a mis amigos, contar anécdotas tanto mías como robadas y/o moldeadas para hacer una sola era el método que siempre usaba con todo mundo a la hora de entablar conversación.

A mis amigos los visitaba, había pocos en Chiclayo. Los llamaba a tomar, conversar, jugar y reírse. El dinero que había ahorrado de mi trabajo siempre tenía el deseo de apostarlo. 

A pesar de todo, soy un solitario de 24 años que ya no está a edad de buscar pareja; si en 4 años no lo lograría seguiría con mi vida de asesino pero si obtengo éxito, lo contrario. Mi vida es común, tranquila y divertida, no necesitaba de mucho; mis únicas preocupaciones eran las mías. 

Pero a la hora de salir de noche a apostar ya empezaba a pensar seriamente en utilizar una máscara para no ser reconocido. En una de esas h**o un asalto en aquel lugar donde apostaba mi dinero,(con un disfraz para no ser reconocido y mantener mi identidad a salva) me acerque sigilosamente al asaltante llevando como siempre mi guante junto con la corriente eléctrica, dejándolo en shock casi por completo y evitar así una situación mucho peor, obviamente descuartizarlos era la mejor parte. Para esa gente miserable y sin oficio que atentaban contra la vida de gente que trabajaba honradamente para ganarse el sustento, deje huir a las víctimas, algunos se quedaron para ver la horrorosa escena. —Por favor no me denuncien —dije con una voz imitando a la de un anciano—. Yo solo quiero acabar con los criminales, no les haré daño, no se preocupen ya están a salvo; Sálvenme a mí.

Mi vida de criminal los viernes por las noches había sido descubierta, por lo menos algunas pistas. Durante estos 3 meses y 3 semanas, tanto policías y criminales me habían descrito como "El asesino del viernes", un anciano loco que ejecutaba maleantes por las calles. También dijeron que atraparme no sería cosa difícil, patrullando las calles y evitando el abuso de poder seguramente acabarían con el horror, y no solo eso, igual los mismos delincuentes pusieron de su parte (a su manera claro) quitando vida por vida a ancianos inocentes con el objetivo de acabar con la situación. Como si yo fuera cosa fácil, lástima de ellos.

Sin tener opción contrate a asesinos. Acudí con ellos disfrazado con una máscara completa, la primera vez con una peluca falsa para que lo usaran. De los 10 asesinos que contraté para poner a prueba, solo 4 usaron el pelo falso todo el tiempo y fueron los que quedaron en acuerdo durante el año anterior. Ocuparon mi puesto y realizaron mi trabajo semanal dándoles a cada uno un arma electrochoque mejorada. Para cuándo viajará cedieron mi lugar y no se abrieran sospechas sobre mí teniendo en cuenta eso mismo. No me gusta tener a gente que debería eliminar pero era necesario por ahora, teniéndose que dar más dinero a cambio de qué se disfrazarán y usarán la peluca de viejo como les decía con la misma medida y complexión. No me importa el reconocimiento, mientras menos sepan de mí más poder pasar por las calles.

Durante la última semana tendría que ingeniármelas para conseguir una manera de evitar ser herido por las balas. Así que era tiempo de mejorar, de mejorar mi disfraz y ampliar mi repertorio, era cada vez menos probable encontrarme con menos delincuentes.

Para uno de mis 3 asesinos, les compré un traje antibalas; ya era tiempo de reforzar mi ropa para evitar fracturas o balazos empezando por la cabeza, fue un poco difícil. El pelo ya no era suficiente, una máscara gruesa que me cubriría hasta los dientes junto con unos lentes de vidrio balístico de 15mm para protegerme de ahora en adelante. En cambio, la única parte posible en mi cuerpo eran las fosas nasales y los más débiles; pensé en comprar un tanque de oxígeno pero me puse a pensar... ¿Quién intentaría disparar a la nariz luego de que el cráneo mismo la soportara? Difícil decisión.

A pesar del calor que traía llevar el traje, era seguro y podía comprarlo sin causar duda a la gente y mantenerlo limpio porque... ¿Quién quería asaltar a alguien que huele peor que el asaltante?, iba pensar que no tendría nada que robar. También implante 2 bolsillos internos para pistolas, era tiempo de usar las armas más rápidas. Fueron difíciles las 8 semanas que practique para aprender a usarla a diestra mientras seguía matando con la electricidad, no quería que nadie sospechara que fuera zurdo. Los balazos que recibía los extraía mi traje el aseguraba que fuera más resistente, siempre hay que ser precavidos.

Todos estaban preocupados ahora que los agresores iban en grupos, pocos eran los que iban solos y morían; menos los drogadictos. A ellos con tal solo atacarlos sigilosamente uno a uno en las piernas hasta 10 se podría sin problema pues no era peligro alguno que se juntaran. Lo que en verdad preocupaba era la cantidad de presas, cuando un ladrón moriría otro se adueñaba del lugar que dejaba pero después de un año y medio empezó a surgir el cambio. Antes solo había un grupo de no menos de 5 atracadores los "viernes sangrientos". Ya era más peligroso. Ya no era que podía atacar con mi cuchillo, ahora usaba las pistolas apuntando a 2 en el cuello y dispararlos; luego rápidamente darle al resto, bueno a veces. Cuando me disparaban seguía protegido, tras más de 4 meses de estar recibiendo balazos me acostumbre a los impactos. El punto era dispararles en las cabezas a todos y dejar a uno, a ese en las piernas para que se tumbaran y se desangren a menudo un tiro en las manos antes de electrocutarlos aun así después de todo este tiempo, siempre era el mismo método de torturarlos con electricidad.

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