Capítulo 58

Knut sintió cómo las dos mujeres que tenía en sus brazos se apartaban de él con un movimiento brusco y asustado, antes de que pudiera tocarlas con su mano. Se quedaron sentadas a cierta distancia, mirándolo como si fuera un monstruo.

Una de ellas tembló.

—Por favor, señor CEO Meyers, no nos lastime—suplicó, aterrorizada.

La otra levantó la vista y trató de justificarse ante Astrid.

—Señora jefa, no hemos hecho nada malo, el señor Meyers solo nos invitó a sentarnos con él, ni siquiera nos ofreció vino. Nosotras no lo tocamos para nada y él tampoco nos hizo nada. De hecho, nosotras solo nos sentamos, el CEO estaba reacio a dejarnos tan cerca de él…

Knut frunció el ceño y fulminó con la mirada a la mujer que hablaba.

—¿Qué quieres decir con señora jefa? ¡Explícate! ¿Quién es tu jefe? ¡Que se presente!—Gritó, furioso.

Su voz resonó por toda la sala, y la gente lo observaba con asombro y estupefacción.

Astrid se masajeó las sienes, sintiendo un dolor de cabeza.

Esa mujer se encogió ante el
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