El condado de Salford era el centro de la ciudad de la provincia de Salford. Siendo el centro de la ciudad, siempre fue próspera y concurrida.

A pesar de ser una ciudad bulliciosa, los diez coches de lujo estacionados frente a la siempre concurrida estación de tren de la escuela secundaria de Salford seguían siendo especialmente llamativos.

En ese momento, el ferrocarril finalmente llegó a la estación.

Gerald se puso de pie y se estiró un poco antes de bajarse de la barandilla junto con Queta y Finnley.

Sin embargo, cuando pasó junto a Maia y su grupo de amigos, simplemente pasó junto a ellos sin saludarlos en absoluto.

“¡Humph! ¡Solo mira ese comportamiento! ¿Quién quiere preocuparse por él de todos modos?”.

'¿Cómo se atreve a no tomar la iniciativa de saludarme?', pensó Maia. Nunca había esperado de que Gerald terminara convirtiéndose en un hombre tan terco.

Era evidente que Maia tenía un complejo de superioridad.

Si me hubieras saludado, me habría abstenido de molest