Observando cómo Walter se sentaba en el extremo opuesto, aunque el Tercer Anciano y Yaacob permanecían de pie y en silencio detrás de él, Gerald se limitó a sacudir la cabeza antes de decir: “No he cenado. Yaacob me trajo aquí inmediatamente después de que terminara la subasta”.

“¿Qué? ¿Por qué no dejaste que Gerald comiera algo antes de traerlo?”, preguntó Walter mientras levantaba una ceja levemente y miraba a Yaacob.

“¡M-Me disculpo, hermano Gerald…!”, lloriqueo Yaacob.

“... Como sea, ve a servirnos algo de comida, ¡y asegúrate de traer también una botella de buen vino! ¡Quiero tomar una copa con Gerald más tarde!”, ordenó Walter agitando la mano, lo que hizo que Yaacob saliera corriendo de la habitación…

Desde luego, esto dejó a Gerald totalmente confundido. Sin saber qué estaba sucediendo, Gerald se animó a decir: “... Eso… no es necesario… Independientemente, si lo he ofendido, entonces solo dígame que he hecho y asumiré la responsabilidad de mis actos…”.

“Solo olvida ese i