Analizando estos dos puntos, era definitivamente extraño que Suke supiera que los asesinos de la familia Hanyu habían emboscado a Fujiko. Incluso podría haber algo más al respecto.

“¡¿Qué tiene que ver esto contigo?!”. Al darse cuenta de que había dicho algo mal, el rostro de Suke se puso rojo, pero rápidamente recuperó la compostura y le gritó a Gerald mientras lo señalaba: “Te lo vuelvo a advertir, ¡todo lo que está ocurriendo aquí no tiene nada que ver contigo! Sal de aquí tan pronto como puedas, si no, ¡ni siquiera podrás morir en paz!”.

“¿Me estás amenazando?”. Gerald sonrió ligeramente y preguntó.

“¡Por supuesto que no es una amenaza! Esta es simplemente la última exención que se te ha concedido”. La despreocupación de Gerald provocó aún más a Suke, que seguramente se habría enfrentado a este hombre de Weston si no fuera porque estaban en la mansión.

“De acuerdo, lo entiendo. Ahora, si no hay nada más, ambos deberían marcharse en lugar de esperar que el Patriarca Takuya los