Tirando suavemente de su barba de chivo, Endo dijo: “… No creo que tratar con él fuera de la mansión vaya a ser fácil. Como Takuya ya sabe que intentamos asesinar a su hija, seguramente tendrá guardias cerca de Gerald en todo momento, especialmente cuando salga de la mansión. Después de todo, es un invitado importante de los Futaba”.

Después de escuchar eso, Ryugu se giró para mirar al otro hombre antes de preguntar: “¿Y qué hay de ti, Izumi?”.

Aspirando el cigarrillo que acababa de encender, Izumi respondió: “Endo prácticamente dijo lo que yo quería decir. Si realmente planeamos hacer cosas al aire libre, para cuando nuestros subordinados eliminen a los guardaespaldas de los Futaba, estoy seguro de que ya habrá testigos presenciales. Con lo famosa que es nuestra familia, no es exagerado decir que uno de ellos nos reconocerá. Si eso sucede, las noticias sobre nosotros asesinando a compatriotas japoneses seguramente se extenderán como un reguero de pólvora”.

“Pienso exactamente lo