Yash Lambo estaba completamente irritado por sus palabras.

“¿Qué dijiste? ¿Cómo te atreves a decir que el taekwondo es solo un juego de niños? ¿Te atreves a pelear conmigo? Aunque no lo creas, ¡te clavaré tus brillantes dientes en la parte posterior de tu cráneo!”.

Gerald sonrió con calma.

“Tú no eres rival para mí”.

“¡Entonces vamos a pelear!”, gritó Yash de manera feroz, “¡Atácame si eres un hombre! ¡Me gustaría ver de lo que eres capaz para actuar con tanta arrogancia delante de mí!”.

Los seguidores detrás de él gritaron: “¡Vamos a pelear!”.

“¡Basura!”.

“¡El hermano Yash te enseñará cómo ser un hombre!”.

Raine estaba un poco nerviosa. Le había pedido a Gerald que viniera porque ella de verdad no sabía a quién pedirle ayuda. Ella pensó por instinto en este sénior que la hacía sentir segura, pero no esperaba que le iba a causar problemas.

“Yash Lambo, deberías tratar conmigo. ¡Esto no tiene nada que ver con el sénior!”.

Al escuchar eso, la expresión de Yash se volvió aún m