“Sabes, te pareces a todos los anteriores que han fallado. Así que, ¿por qué no te rindes ya? ¡Al hacerlo, al menos podrás irte con todos tus huesos intactos!”, se burló el representante de la academia.

‘¿Ya me estás subestimando?’, pensó Gerald con el ceño fruncido. Después de escuchar eso, no había forma de que dejara escapar a su oponente fácilmente.

“Entonces, ¿estás hablando en grande antes de que la pelea haya siquiera comenzado? ¡Esperemos que no termines siendo tirado por la plataforma!”, replicó Gerald con tono confiado.

“¡Hablar es fácil, chico! De todos modos, ¡parece que tienes ganas de morir! Teniendo eso en cuenta, ¡no te lo pondré fácil! ¡Di tu nombre!”, frunció el ceño el representante mientras miraba a Gerald.

“¡Me llamo Gerald Crawford! ¿Y cuál es el tuyo? ¡Ojalá no me olvide de quién eres si nos volvemos a encontrar en la academia!”, respondió Gerald.

“¡Qué atrevido! ¡Bien, escucha! ¡Mi nombre es Ferdinand Gagne y soy el representante de la quinta clase de