En ese momento, Gerald y Leo ya habían regresado a la casa del tío de Gerald en el barrio pobre.

“Gerald, ¿por qué llegas ahora? ¿Te encontraste con algún problema en el camino?”, preguntó Mónica mientras se adelantaba de forma apresurada para saludarlo cuando escuchó la voz de Gerald.

“¡Por suerte, fueron solo algunos pequeños obstáculos!”, dijo Gerald mientras asentía levemente.

“Gerald, ¿quién es él, entonces?”. Mónica no pudo evitar preguntarse cuando vio a Leo, que estaba vestido con harapos.

“Él es mi amigo. Mónica, ayúdame a limpiar la habitación de invitados más tarde. ¡Hablaré con mi tío para que Leo pueda quedarse aquí por el momento! Por cierto, Mónica, ¿dónde está el tío?”, preguntó Gerald mientras miraba dentro de la casa.

“¡El tío salió a hacer algunos mandados!”, dijo Mónica.

“Ya obtuve las hierbas medicinales que se necesitan. Primero iré a ayudar a Sierra a cambiar el vendaje de sus heridas. Después de eso, ¡acompañaré a Leo a comprar una camisa! ¡Todavía tenemos