Mientras todo esto sucedía, el maestro Fantasma estaba mirando las seis tablas de piedra, sin dejar de reflexionar sobre la interpretación de Gerald de los murales.

Algo simplemente no cuadraba...

Segundos después, un alumno suyo llegó corriendo antes de decir: “¡M-maestro! ¡Hay una chica afuera que ha estado tratando de entrar en la iglesia! ¡Ella sigue diciendo que quiere que le haga una lectura sobre su vida! Aunque muchos de nosotros intentamos detenerla, ¡simplemente sigue luchando para entrar! Nosotros... ¡No tenemos ninguna posibilidad contra ella! ¡Aún peor es el hecho de que dijo que incendiaría el edificio si usted aún tse niega a verla!”.

Con el ceño fruncido, el maestro Fantasma agitó una mano antes de responder: “Yo me ocuparé de esto. ¡Dile que me espere en el salón!”.

Al ver a su alumno huir, el maestro Fantasma sacudió la cabeza antes de dirigirse hacia la chica.

“¡E-el maestro dijo que lo esperaras aquí! ¡Estará aquí en un momento!”, gimió el alumno mientras