Wagner asintió después de terminar la frase.

Al escuchar eso, Gerald abrió lentamente el pergamino. Creyendo en las palabras de Wagner, cuando abrió el pergamino se reveló un retrato extremadamente vívido y realista de una especie de general.

El general sostenía una espada larga en la mano y tenía un aspecto extremadamente formidable. Incluso Gerald no pudo evitar sentirse un poco intimidado por la pintura.

Sin embargo, ni siquiera eso fue lo que más llamó la atención de Gerald. No, lo que más le interesó fue el hecho de que el general del cuadro era exactamente igual a la deidad del ataúd eterno, lo que a su vez significaba que ambos eran exactamente iguales a él.

¡Incluso la espada en la mano del general parecía ser la Maldición de la Luz! ¡La espada larga que Gerald siempre llevaba consigo!

“¡Es él!”, gritó Gerald, con los párpados ligeramente crispados.

“¿Lo conoce, señor? De todos modos, ¡le dije que había una razón detrás de todas mis acciones! Mi familia ha estado es