|La vida es una fiesta que hay que celebrar como si no hubiera un mañana...|
Viernes, 20, Noviembre, 2015.
01:47 p.m.
—Raúl Owen’s—
Un arma. Eso es lo que estaba viendo en aquella gaveta del escritorio de Sam; el pelinegro me había mandado a buscar el cargado de la laptop que según lo tenía guardado en unas de las gaveta y sin querer había encontrado esa arma de fuego, podía jurar que estaba cargada. La puerta se abre sacándome de mi shock, Sam estaba por decirme algo cuanto notó que había encontrado aquello.
—Raúl… — me mira y luego mira la gaveta.
— No es lo que piensas — explica, cierra la puerta y va hacia donde estoy, toma el a
10:53 p.m.Todos estábamos sentados en sillas o arriba de sabanas en el patio, o sea en mi patio, escribiendo los 21 deseos, Raúl y yo nos mirábamos a cada rato desde la distancia mientras Maribel no dejaba de coquetearle descaradamente a MI novio, ¡Si, estaba celosa!, Sam reía a un lado de mí por la cara que tenía en ese momento.—Si necesitas donde enterrar un cuerpo, cuentas conmigo — bromea, rio por su comentario.— Trato hecho — le di la mano y la acepta dando un apretón.— ¡Termine mis deseos! — grita Logan sentado en una silla.— Sabes que son 7 deseos para el mundo, 7 para la familia y 7 tuyos, ¿No? — aclara Leo sentado en el columpio, Logan lo mira y luego mira la hoja.— Otra hoja, Gran mamma — pide riendo,
— Estas Loco... Raúl llama a una ambulancia— el rubio se aleja marcado rápido el número de emergencia.— Max, escúchame...— me negaba a escucharlo, me quite la chaqueta de jean que me había puesto unas horas después de Sam se fuera a quien sabe dónde, pongo la chaqueta en la herida y él empieza a toser— Maxi...— lo mire, mis ojos se empezaron aguar con tan solo verlo así— Quiero... confesarte algo— niego otra vez, mi boca se seca y miro a Raúl que aún sigue en el teléfono, el hospital quedaba a solo 20 minutos de aquí.— No te despidas, sé que estarás bien, aun estarás conmigo y...— su sonrisa y negación me detiene, vuelve a toser.— Oye, no olv
2 Semanas después.Viernes, 08, Enero, 2016.— Raúl Owen’s — Camino por el pasillo hasta llegar a la puerta del cuarto de mi pequeña novia, todavía me he extraño decir novia, no es porque nos llevemos casi 6 años. Toco la puerta con mis nudillos, suspiro y vuelvo a tocar.— Max... — no escucho nada luego de llamarla, abro la puerta y entro a su cuarto, la oscuridad reina en sí, camino hasta su ventana y abro las cortinas de tela gruesa para que entre la luz de la mañana, me quedo observando un candado que tranca la ventana, haces dos semanas cuando enterramos a Sam, Max cayó en una leve depresión tanto así que Elisabeth sugirió ponerle un candado para que no se le ocurriera hacer alguna locura o cometiera suicidio.No
— Oh, Maxi, llegaste muy temprano — está nerviosa.— ¿Quién es él? — pregunto interesada en su vida.— Ah, él es Guillermo Sanguinetti — ese apellido se me hace conocido, el tal Guillermo me mira y puedo apreciar unos ojos claros y un cabello negro con pocas canas.— Tu ex del bachiller, si, si lo recuerdo — se sonroja de la vergüenza cuando Guillermo se ríe — No entiendo nada de lo que pasó, ni porque terminaron ni nada, pero Guillermo, mi madre esta soltera y dispuesta, aprovecha — le guiño un ojo y corro a la escalera para subirla en dos en dos mientras escucho los regaños de mi madre y las risas de Guillermo.Ahora sé que mi madre no se quedara sola por el resto de su vida, si es que regresa con su ex y se terminan casando ya que están ya muy viejos,
Sábado, 14, Mayo, 2016.Casa de Abigail.— Entonces, yo corría por la colina mientras que me perseguía un enorme toro negro de ojos azules, la criatura era enorme y yo tan pequeña, seguí corriendo por mi vida hasta que tuve que montarme en un árbol, dure toda la tarde arriba de ese palo de mango porque el toro no quería irse y para no aburrirme empecé a ponerle nombres hasta que dije; Espejito, si, así te voy a llamar — contaba la Abu Gretta de Raúl una de las tantas aventuras que tuvo de niña.Raúl miraba a su abuela analizándola de una manera que desconozco y ella feliz contándome los cuentos mientras yo me comía un mango de una manera poco elegante, no como Raúl que corta con cuchillo su mango y come de a pedazos.— Tienes unas historias dignas de es
Viernes 19, Agosto, 2016.— Raúl Owen’s —Me encontraba sentado en el escritorio frente a la laptop en la sala, revisaba los correos, cuando uno de ellos me llama la atención, es el resultado del examen para la beca de la universidad de España, al final hice aquella prueba por vía de una video llamada, gracia a la insistencia de mi madre, por un lado me encontraba emocionado, sí, pero eso era antes de que Max y yo tomaremos la relación más en serio, entonces me daba igual quedar o no.Abrí el correo y empecé a leer, escuche la puerta principal abrirse, no me podía quejar por las paredes delgadas a veces suelen ser bueno para la seguridad propia, esa debía ser Max, y si, ella tiene llave de mi apartamento.Termino de leer hasta llegar a la palabra
Lunes, 26, Septiembre, 2016.10: 59 a.m.La bocina de un carro me apura, termino de amarrar el cabello y bajo corriendo viendo la hora en mi teléfono, llegaba tarde al aeropuerto en donde me despedía de Raúl, si, hoy se iría a España.— Apúrate, animal — exclame, Vito me mira.— Mas respeto a tu hermano mayor, eh — ruedo los ojos cuando ya el carro anda en marcha, a mi madre se le dio por casarse la semana entrante.Los preparativos ya se estaban haciendo y el vuelo de Raúl no se podía retarda un poco más, así que mi novio no estará para verme en vestido otra vez ni para ayudarme a quitar el aburrimiento que me entrara. Pero por otro lado tendré que soportar a Vito, primero pensé que era un chico tranquilo y normal, claro, eso era porq
Sábado19, Noviembre, 2015.5: 10 p.m.— Max Rivas —Miraba la hora del teléfono esperando que Raúl se conectara, me encontraba emocionada y esa emoción era simple, él y yo vamos a cumplir un año de ser novios, aunque nos separe el océano pacífico, las pantallas nos unen a pesar de la distancia.Me había puesto su camisa favorita que dejó un mes atrás, la que siempre la utilizo para dormir; vuelvo a observar la hora y me siento impaciente, Raúl me había dicho por audio que él me iba a vídeo llamar, aún sigo sentada frente a mi laptop, esperando, analizando que el Internet no se haya caído como las incontables de veces que tenía una llamada con él y en casi todas me desesperaba al igual que él, había días qu