Diana, respiro profundamente aliviada después de que Gloria le diera la espalda para seguir con su camino, con su piel erizada del miedo que le causa está mujer, aunque pareciendo amar a todos, Diana aparte de Erick y de José el padre de Emily, es la única que no cree mucho en su amor por Emily y su familia feliz, estos dos la conocen muy bien, y saben que esta mujer no es rama fácil de torcer, solo que no han visto ningún movimiento de su parte, por lo que han puesto a dormir sus lados de alerta.

En la cafetería del hospital, Diana está sentada junto a Jeremías, el guardaespaldas personal de Emily, en su hora de almuerzo, con una discusión en su mente de cómo comentarle ella lo que piensa de la suegra de su jefa.

—Oye, ¿qué te sucede? ¡Te noto un poco extraña! ¿Es por la señora Emily que estás así? Ya mejorará, lo verás, estará bien, ella es fuerte y muy activa, la señora Emily es muy buena jefa, Dios la cuidara de todo mal.

—Lo sé, ella estará bien.

—Entonces, ¿por qué esa cara?

—Es