Días después, en el Grupo LA, en la oficina de Erick, están dos ejecutivos de una empresa poco conocida acabada de mudar al país, por lo que buscan hacer negociaciones, y aquí están en espera de la firma de Erick Connor el cual no tiene planeado hacer negocios con estas personas. Erick sin expresión en su rostro como de costumbre, toma el contrato en sus manos y lo empieza a leer, prestando gran atención a las letras pequeñas en la parte final del contrato, justo en la parte donde las personas se cansan de leer y caen directo en la trampa puesta por su oponente en el negocio, cuando se apresuran a firmar sin terminar de leer.

Con el ceño fruncido, arroja el contrato en su escritorio y dijo:

—¡No firmaré ésto!

—Pero señor Erick, ¿Qué tiene mal el contrato? ¿Por que no quiere firmarlo?

—¿Quieres decir que no sabes lo que dicen las letras pequeñas del contrato? —respondio con otra pregunta.

—Escuchen bien lo que les diré, no haré negocios con ustedes, no juego para perder, no les daré e