¡Mas desastre!

Salí de la cafetería con algo de nostalgia, pero ya pues hay que seguir adelante, es un trabajo más, estoy segura que encontraré algo mejor, dije dentro de mi misma para tratar de convencerme.

Caminé sin rumbo fijo y me gusta hacerlo, respiré profundo y sí estaba desempleada pero no es el fin del mundo, caminé y disfruté de una tarde a solas, terminé en un parque hermoso, ver niños jugar por doquier madres desesperadas detrás de ellos es todo una hermosura.

-Cual es el tuyo- pregunta una joven que se sienta a mi lado en el banco.

-ninguno, no tengo hijos- respondo con rapidez, ella sonríe.

-Gracias a Dios, buscan enloquecer mi vida- dice y señala a un par de gemelos que se pelean por una pelota, inevitable no romper en risa.

-Son dos -Digo en modo de burla sorpresiva.

-Si, y la verdad no imaginé nunca que fuesen tan tremendos, no tienen quietud ni para comer- dice y siento que se está desahogando así que la dejo hablar.

-en cuanto a niños no tengo idea, pero tengo una gata preciosa -
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