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Por Irina.

Es entrada la madrugada y no pienso con claridad.

Decido tratar de dormir.

Dormí poco, aunque estaba tan cansada que no me desperté, como suelo hacerlo desde que no estoy con Roque, varias veces durante la noche.

Antes de compartir tantas veces mi cama con él, también me despertaba bastante angustiada, soñaba que me atacaban y desembocaba en todo lo que me provocaba Rosie.

Me desperté con bastante ansiedad.

Lo hice cuando mi sobrina entró a mi habitación, con mi hijo en sus brazos y los dos saltaron sobre mi cama.

Es que al mirar a Máximo, traté de verle algún parecido a Roque... y creo que me estoy volviendo loca porque sí lo veo parecido.

Bajamos a desayunar, Máximo es muy inquieto y desde hace dos meses está dando sus primeros pasitos, por lo que hay que mirarlo continuamente.

Sus primas no lo dejan solo ni a sol ni a sombra, yo lo miro de reojo, ¡Estoy estudiando a mi propio hijo!

El celular me sacó de mis pensamientos, era Fernando, me desilusioné al oír su voz.

Espera
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