¡Estúpida tú!Capítulo 45.Subimos a mi oficina a esperar a Sophia, Álex quiere llegar al fondo de todo. Yo insisto que solo fue un accidente, pero él dice que quiere estar seguro. Álex permanece con su gesto serio, está sentado en mi silla con los brazos cruzados y su cara de gruñón. Camino alrededor de mi escritorio y me siento.—Eres un gruñón —susurro.—Contigo hablo después, te encanta llevarme la contraria — masculla.—Estoy enfermita —hago un puchero.Álex rueda los ojos y yo sonrío, el sonido de la puerta nos interrumpe.—Adelante —responde Álex.Sophia cruza el umbral y trae una carpeta en sus manos, Mateo y Katia la siguen.—Aquí está el nombre de la persona que hizo el reemplazo —deja la carpeta sobre el escritorio.Álex lo recibe, abre la carpeta y empieza a revisar.—¿Ya había trabajado antes aquí? —indaga.—No señor, es la primera vez que hace un reemplazo —responde ella.—¿Hay manera de contactarla? —indaga Mateo.—Sí, de hecho mañana pasa por sus honorarios.—Perfecto
¡Estúpida tú!Capítulo 46.Me dejo caer en la silla y me paso las manos por el cabello.—¿Dime que estás bromeando? muchas veces le has servido de tapadera.—Señora se lo juro por Dios que no es una broma, después del almuerzo el señor empezó a sentirse muy mal…La interrumpo.—¿Qué síntomas dices que tenía? —pregunto preocupada.—Dijo que no podía respirar bien, sentía como si su garganta se hubiera cerrado, no era capaz ni de pasar saliva, luego en cuestión de minutos se le empezaron a hinchar los párpados, la cara, los labios y la lengua. Empezó a rascarse todo el cuerpo porque le picaba, el señor Mateo me dijo que llamara la ambulancia y ya se lo llevaron, estaba inconsciente.Quiero negarme a creerlo.—¿Por qué Mateo no me llamó? —vuelvo a preguntar.—Todo pasó tan rápido que ni tiempo le dio, él estaba muy angustiado y me pidió que le avisara a usted.—Mira Chloe, te juro que si es una maldita broma tu cabeza va a rodar por todos los pasillos de la empresa —exclamo, empiezo a a
¡Estúpida tú!Capítulo 47.Después del susto que nos metió Álex, retomamos nuestra rutina. Ayer nos quedamos todos en casa, mini Álex se encargó de cuidarlo muy bien y por supuesto yo también.…Llego temprano al restaurante, debo solucionar algunas cosas. Katia me dijo que tiene unos pendientes, hoy llega tarde. Entro al restaurante y saludo amablemente, me preguntan por la salud de mi esposo, les informo que todo está bien y les agradezco por estar al pendiente.Antes de subir a la oficina le pido un favor a Sophia, necesito hablar con Thomas. Fui un poco descortés, le debo una disculpa. Entro a mi oficina dejo mi abrigo y mi bolso, me siento en mi silla y empiezo a revisar algunas cosas pendientes. Escucho tres golpecitos en la puerta.—Siga —digo.La puerta se abre. Thomas se queda parado bajo el marco.—Señora, cómo estáis, os ha dicho Sophia que me necesitas.—Entra —le señalo la silla para que tome asiento.Cierra la puerta tras él, se para frente al escritorio con las mano
¡Estúpida tú!Capítulo 48.Un silencio algo incómodo se torna a nuestro alrededor.—¿Se conocen? —pregunta el señor Díaz con un gesto de confusión.Ella da un paso adelante, con una sonrisa enorme tiende su mano.—Creo que sí cariño, vaya que las casualidades existen, hace años estudiamos juntos en el mismo colegio. Un gusto señor Fernández, que casualidad.Estrecho su mano solo por cortesía, ella la aprieta con fuerza y yo la retiro lo más rápido que puedo. Luego se la presenta a Mateo, ambos cruzamos miradas.—Un gusto señor Carvajal.Creo que la expresión de asombro de nuestros rostros lo dice todo. Entonces regresó del limbo y ¡Joder, que me lleven todos los putos demonios! Ojalá me lleve, el diablo. El señor Díaz rompe el hielo con una sonrisa mientras baja su mano por su espalda y la pega un poco a él.—Che, ¿les sorprende mucho que tenga una esposa tan joven?Mateo y yo volvemos a cruzar miradas como si nos hubiéramos puesto de acuerdo decimos al tiempo;—No, claro que no.—Yo
¡Estúpida tú!Capítulo 49.Toma una silla y la arrastra para sentarse frente a mí.—Te voy a explicar desde el principio.Asiento aún con el ceño fruncido. Álex empieza a contarme todo tal cual pasó.»¿Ahora lo entiendes? A mí también me ha tomado por sorpresa.Me incorporo y empiezo a caminar de un lado a otro, me detengo, pellizco el puente de mi nariz y suelto aire por mi boca.—¿Estás queriendo decir que tú tienes que trabajar con ella? —respiro—, ¿las veces que ella te quiera citar tú debes ir?Álex asiente. Apoyo ambas manos sobre mi escritorio y suelto un gruñido. Álex avanza tres pasos, acaricia mis dedos con los suyos.—Ella es solo una clienta más, la señora Díaz.Levanto la mirada.—¡Entonces cancela el contrato! —exclamo.Álex se pasa las manos por el cuello.—No puedo hacer eso, incumpliría una de las cláusulas y tendría que pagar una millonaria suma de dinero.Exhalo con frustración.—Lo ves, ella lo planeó todo. Ahora quién la aguanta queriendo estar cerca de ti como sa
¡Estúpida tú!Capítulo 50.Katia me detiene, me pregunta preocupada qué es lo que pasa, trato de explicarle, pero estoy demasiado alterada. Se cruza en mi camino y no me deja salir.—Tienes que llamar a Álex, no puedes ir tú sola. No te hará nada bien.Respondo sin ningún tipo de expresión.—Estoy preparada para ver al donador de nuevo. Más si se trata de mi hijo, a él lo defiendo con uñas y dientes. Exclamo molesta. »No dejaré que se acerque a mi niño, eso jamás.Es la seguridad no solo en mis palabras sino en mi mirada que hace que ella me crea, esta vez estoy preparada, si lo tengo otra vez de frente. No sé qué intenciones tenga, pero viniendo de ese ser tan despreciable no debe ser nada bueno. —Así se habla, vamos a romperle los pellejos porque ni huevos debe tener ese cobarde —comenta Katia. Katia recoge sus cosas, dice que no me dejará sola. Salimos del restaurante y mientras lo hacemos le marco a Álex para avisarle, ya se alcanzan a imaginar como se puso.…Nos encontramos
¡Estúpida tú!Capítulo 51.Luego aparecen Florencia y Hannah que al mirar la escena se les escapa un grito. Álex las fusila con la mirada. Se acerca, toma el niño en brazos y yo sigo mirando como flota la gata, Álex me rodea con los brazos y hace que hunda mi rostro en su cuello.—¡Ya pasó! —susurra.Mira a Florencia y a Hannah.—Recojan eso.Avanza hacia la casa mientras me hala de la mano, le susurra cosas a mini Álex tratando de calmarlo, yo me quedo muda, no me salen las palabras. Solo tengo esa imagen en mi cabeza que se reproduce una y otra vez.La caja con el moño rojo y mi gata decapitada. El cuerpo de la gatita sin vida, de su gata flotando en el agua. No sé en qué momento llegamos hasta mi habitación, solo sé que Álex está sentado en el mueble de la terraza y tiene a mini Álex en su regazo, acunándolo en brazos. Y yo sigo de pie junto a ellos, escucho los sollozos de mi niño y los fuertes latidos de mi corazón. Álex le habla con suma ternura mientras acaricia su pelo, no
¡Estúpida tú!Capítulo 52.Me doy la vuelta para mirarla, está señalando con su cepillo de peinar, eleva una ceja y me mira a los ojos fijamente, ella me conoce perfectamente. Termino de quitar mi camisa y la tiro en el suelo. Ella aletea sus largas pestañas me mira a la espera de una respuesta. —Bien —suelto aire por la boca—, agotador. Me sigue mirando a los ojos, ella sabe que hay algo más. —Imagino —vuelve a mirar el espejo—, te voy a preparar algo rico de cenar.Deja el peine, pasa por mi lado, pero antes de que cruce la puerta la tomo de la mano, ella me mira, nuestras miradas y el silencio son más que suficientes para que ella sepa que es importante lo que tengo que decir. Retrocede y se sienta en el mueble que hay a los pies de la cama, cruza sus piernas, pone sus manos en sus rodillas y con la mirada me dice; soy toda oídos.Me posiciono frente a ella y empiezo a contarle todo tal cual pasó, entonces esa diosa se transforma en odiosa, de ángel a demonio en tan solo segund