¡Estúpida tú!Capítulo 48.Un silencio algo incómodo se torna a nuestro alrededor.—¿Se conocen? —pregunta el señor Díaz con un gesto de confusión.Ella da un paso adelante, con una sonrisa enorme tiende su mano.—Creo que sí cariño, vaya que las casualidades existen, hace años estudiamos juntos en el mismo colegio. Un gusto señor Fernández, que casualidad.Estrecho su mano solo por cortesía, ella la aprieta con fuerza y yo la retiro lo más rápido que puedo. Luego se la presenta a Mateo, ambos cruzamos miradas.—Un gusto señor Carvajal.Creo que la expresión de asombro de nuestros rostros lo dice todo. Entonces regresó del limbo y ¡Joder, que me lleven todos los putos demonios! Ojalá me lleve, el diablo. El señor Díaz rompe el hielo con una sonrisa mientras baja su mano por su espalda y la pega un poco a él.—Che, ¿les sorprende mucho que tenga una esposa tan joven?Mateo y yo volvemos a cruzar miradas como si nos hubiéramos puesto de acuerdo decimos al tiempo;—No, claro que no.—Yo
¡Estúpida tú!Capítulo 49.Toma una silla y la arrastra para sentarse frente a mí.—Te voy a explicar desde el principio.Asiento aún con el ceño fruncido. Álex empieza a contarme todo tal cual pasó.»¿Ahora lo entiendes? A mí también me ha tomado por sorpresa.Me incorporo y empiezo a caminar de un lado a otro, me detengo, pellizco el puente de mi nariz y suelto aire por mi boca.—¿Estás queriendo decir que tú tienes que trabajar con ella? —respiro—, ¿las veces que ella te quiera citar tú debes ir?Álex asiente. Apoyo ambas manos sobre mi escritorio y suelto un gruñido. Álex avanza tres pasos, acaricia mis dedos con los suyos.—Ella es solo una clienta más, la señora Díaz.Levanto la mirada.—¡Entonces cancela el contrato! —exclamo.Álex se pasa las manos por el cuello.—No puedo hacer eso, incumpliría una de las cláusulas y tendría que pagar una millonaria suma de dinero.Exhalo con frustración.—Lo ves, ella lo planeó todo. Ahora quién la aguanta queriendo estar cerca de ti como sa
¡Estúpida tú!Capítulo 50.Katia me detiene, me pregunta preocupada qué es lo que pasa, trato de explicarle, pero estoy demasiado alterada. Se cruza en mi camino y no me deja salir.—Tienes que llamar a Álex, no puedes ir tú sola. No te hará nada bien.Respondo sin ningún tipo de expresión.—Estoy preparada para ver al donador de nuevo. Más si se trata de mi hijo, a él lo defiendo con uñas y dientes. Exclamo molesta. »No dejaré que se acerque a mi niño, eso jamás.Es la seguridad no solo en mis palabras sino en mi mirada que hace que ella me crea, esta vez estoy preparada, si lo tengo otra vez de frente. No sé qué intenciones tenga, pero viniendo de ese ser tan despreciable no debe ser nada bueno. —Así se habla, vamos a romperle los pellejos porque ni huevos debe tener ese cobarde —comenta Katia. Katia recoge sus cosas, dice que no me dejará sola. Salimos del restaurante y mientras lo hacemos le marco a Álex para avisarle, ya se alcanzan a imaginar como se puso.…Nos encontramos
¡Estúpida tú!Capítulo 51.Luego aparecen Florencia y Hannah que al mirar la escena se les escapa un grito. Álex las fusila con la mirada. Se acerca, toma el niño en brazos y yo sigo mirando como flota la gata, Álex me rodea con los brazos y hace que hunda mi rostro en su cuello.—¡Ya pasó! —susurra.Mira a Florencia y a Hannah.—Recojan eso.Avanza hacia la casa mientras me hala de la mano, le susurra cosas a mini Álex tratando de calmarlo, yo me quedo muda, no me salen las palabras. Solo tengo esa imagen en mi cabeza que se reproduce una y otra vez.La caja con el moño rojo y mi gata decapitada. El cuerpo de la gatita sin vida, de su gata flotando en el agua. No sé en qué momento llegamos hasta mi habitación, solo sé que Álex está sentado en el mueble de la terraza y tiene a mini Álex en su regazo, acunándolo en brazos. Y yo sigo de pie junto a ellos, escucho los sollozos de mi niño y los fuertes latidos de mi corazón. Álex le habla con suma ternura mientras acaricia su pelo, no
¡Estúpida tú!Capítulo 52.Me doy la vuelta para mirarla, está señalando con su cepillo de peinar, eleva una ceja y me mira a los ojos fijamente, ella me conoce perfectamente. Termino de quitar mi camisa y la tiro en el suelo. Ella aletea sus largas pestañas me mira a la espera de una respuesta. —Bien —suelto aire por la boca—, agotador. Me sigue mirando a los ojos, ella sabe que hay algo más. —Imagino —vuelve a mirar el espejo—, te voy a preparar algo rico de cenar.Deja el peine, pasa por mi lado, pero antes de que cruce la puerta la tomo de la mano, ella me mira, nuestras miradas y el silencio son más que suficientes para que ella sepa que es importante lo que tengo que decir. Retrocede y se sienta en el mueble que hay a los pies de la cama, cruza sus piernas, pone sus manos en sus rodillas y con la mirada me dice; soy toda oídos.Me posiciono frente a ella y empiezo a contarle todo tal cual pasó, entonces esa diosa se transforma en odiosa, de ángel a demonio en tan solo segund
¡Estúpida tú!Capítulo 53.Paso por la obra, quiero cerciorarme que todo marcha bien. Me cruzo con Thael que al parecer está molesta, mejor para mí, solo la ignoro. Como su costumbre es fastidiar empieza a criticar todo y luego se va.…Hoy llego más temprano a casa, Hannah saluda amablemente y pregunta si quiero algo de tomar, yo le respondo con otra pregunta; quiero saber dónde está Paola. Me dice que está en el jardín con el niño, subo hasta la habitación, dejo mis cosas y luego salgo a la terraza. Los busco con la mirada, Paola lo tiene en su regazo, al parecer le lee un libro. Como si sintiera el peso de mi mirada levanta la suya, hace contacto visual conmigo, pero luego la vuelve a bajar como evitándola. Es como si quisiera evitar algo, así que la sigo mirando, tal vez quiere evadir el tema que tenemos pendiente. De vez en cuando su mirada se encuentra con la mía, la evita, quiere evadir el tema pendiente.Mini Álex levanta la mirada y al verme me regala una hermosa sonrisa, e
¡Estúpida tú!Capítulo 54.Un mes después…Pensé que de verdad todo iba a mejorar, pero no. Thael se empeña en joderme de todas las maneras posibles, a última hora se le ocurre hacer un puto cambio, eso implicó más trabajo y más tiempo respirando el mismo maldito aire que ella, en el mismo maldito espacio.Como era de esperarse a Paola no le gustó, según ella trata de ser profesional, pero pone un maldito muro en medio. Llega cansada y estos últimos días me evade, dice que está estresada, siempre pone una excusa. Ni siquiera deja que la toque, me castiga, lo sé, busca castigarme de la peor manera, privándome de su cuerpo. Esa es la manera que tiene de evadir las cosas, decidió que no quiere hablar de lo mismo porque vamos a llegar al mismo punto. Este último mes ha tenido mucho trabajo, ha viajado a otros lugares, algunas conferencias o invitaciones importantes, para mi desgracia no he podido acompañarla y cuando quise ir me dijo que no era necesario. Pero ella siempre va acompañad
¡Estúpida tú! Capítulo 55. Se aleja solo unos centímetros. Aún puedo sentir su aliento caliente acariciando mis labios. Me mira a los ojos con un gesto de confusión, creo que yo la miro de la misma manera. Estaba a punto de darme un infarto, pero sabía tan bien, era tan cálido, entonces la tomo del cuello y esta vez soy yo el que rompe con la poca distancia y la beso. Cierro los ojos con lentitud. Y sí, esos labios son el paraíso, pero luego me iré al infierno.Retrocede y me mira. No sé como interpretar su mirada.—Lo siento, perdón —me paso las manos por el cuello.Ella sigue un poco desconcertada, se cubre la boca y luego se pasa las manos por el pelo.—Fue mi culpa —retrocede—, no debí… La interrumpo.—No. Fue culpa mía. Yo te besé, lo siento de veras, ¿vale? Fue un impulso.Me mira a los ojos, pero es como si no lo hiciera. Su mirada se pierde, sus ojos se cristalizan.—Me dejé llevar y no sé qué me pasó…La vuelvo a interrumpir.—Lo sé, lo sé yo no debí aprovecharme de ese mo