Capitulo 38

Diana regresa después de tener que dejar a su hija, pero para cuidarla debe obedecer a su madre.

Ernesto la recoge en el convento, los dos deben llegar y repasar el texto que les dió Victoria.

— Te haré feliz, solo debes ser una buena esposa, no me importa que no seas virgen, por el contrario, adoro que tengas experiencia — Ernesto besa el cuello de Diana y la toca acercándola a el.

Ella coloca un límite

— Le pido que me respete, voy a ser su esposa y la madre de sus cachorros — La loba se siente incomoda, no quiere que nadie la toque más que Paul, pero si el murió, ella desea ser un templo.

Ernesto le da una cachetada, Diana abre los ojos con lágrimas aposentadas en ellos

—¡Eres mía! Te compre por un alto precio con el que pudo tener a una loba decente no una zuripanta, así que agradece y obedece.

Ernesto besa a la fuerza a Diana mientras la arrincona en una esquina del carruaje y la besa asquerosamente mientras acaricia sobre la ropa su cuerpo.

Diana suspira

—¿Quiere ha