Regálame tu comentario.
CAPÍTULO 26 Hande arrastraba su maleta al auto, cuando su madre la siguió confundida. ―Hija, ¿A dónde vas? Ella rodó los ojos y se giró con una expresión fastidiada. ―A Miami, madre. ¿Quieres que te traiga algo? ―Pero… ¿A qué? ¿Qué vas a hacer a Miami? Hande resoplo, lo que más odiaba de su m
En la mansión King, Renata y Aurora tomaban por primera vez él te juntas. ―Cuando era niña, rompía las reglas de mi padre, me escapaba al jardín junto a nuestra casa, únicamente para comer manzanas a escondidas ―Renata dijo un poco divertida ― Mi mejor amiga, la hija del ama de llaves, siempre trep
CAPÍTULO 27―Hola.―Sí, ¿Cómo puedo ayudarla señorita?Aurora miró a su alrededor y apretó los labios, no sabía si había hecho bien o no en presentarse aquí sin decírselo a Jonathan.―Quiero saber cuál es la habitación del señor, Jonathan King.La recepcionista le dio una mirada recelosa y se discul
―Lo que pasa es que no lo quieres ver o mejor dicho aceptar. Jonathan y yo nos amamos, solo fue cuestión de estar solos, para que la pasión surgiera de nuevo. ¿Crees que puedes competir conmigo? ¿Tú? No querida, no es un día el que llevamos conociéndonos.Pero sus palabras no lastimaron a Aurora, o
Hande camino hacia la cama y se puso una bata, luego puso expresión agraviada y dijo.―Cariño, ella lo descubrió, no tiene sentido que sigamos negándolo. ―torció los labios en un gesto agraviado ―Mira, como me dejo, creo que voy a necesitar cirugía en la nariz.La ira dentro de Aurora se acrecentó.
CAPÍTULO 28 Aurora caminó tan rápido como sus piernas se lo permitieron, necesitaba salir de ese lugar y si era posible salir de la vida de Jonathan. Aun si no habían hecho nada, no quería vivir con la sombra de otra mujer en su matrimonio. Después de caminar un largo tramo se detuvo en una parada
―¡¿Todo esto fue planeado por ti, verdad?! ―Jonathan de repente exploto ―Tú y Hande planearon todo esto, no veo otra razón para que Aurora haya ido a Miami, y menos que Hande hiciera toda esa payasada. Renata dio un paso hacia atrás y frunció las cejas. ―¿De qué estás hablando? ―¿De qué? No te ha
La ira de Aurora llego a su máximo nivel. ―¿Y qué era lo que querías, que les diera mi bendición? ¡Eres un descarado! La respiración de ambos era descontrolada, se miraron fijamente y cada uno se perdió en sus propios pensamientos. «Pensé que todo eso había terminado, que no la amabas. ¡Tonta, e