—¿Qué haces aquí tan sola Elisa?, ¡Vaya! Que bien te quedó el paisaje que dibujaste, ¿Te gustaría dar un paseó, por la orilla del mar?. —Alberto, pensó en lo que Herman, le dijo, cuando estuvo en el bar, él pensaba que Paola, era muy guapa tenía unos hermosos ojos verdes, su piel se veía tan suave y tersa y para ser sincero, también veía que tenía un cuerpo de infarto, pero él solo amaba a Teresa, aunque ya no estuviera en este mundo, y ahora se había interesado por Natalia, por un momento pensó, que talvez si la hubiera conocido antes se hubiera enamorado de ella, después lo negó con la cabeza, solo la veía como a la hermana que nunca tuvo. —¿Y bien vamos?.
—Okay vamos. —Paola, le guiño un ojo, mientras Alberto, estiró la mano para ayudarla a ponerse de pie, ambos se fueron charlan
Al día siguiente Paola, bajó a desayunar y se sorprendió de no encontrar cómo siempre a Alberto, esperándola. —Petra, ¿Dónde está Alberto?.—El no llegó anoche señorita, se fue con su amigo el doctor Saúl, pero no volvió, dijeron que iban al bar de Don Hermes, talvez se quedaron ahí no se preocupe por el, ya llegará más tarde, en cuanto recuerde que tiene una casa y alguien que espera por él, jeje. —Mientras Petra, decía que Alberto, volvería más tarde, Eva, que tenía rato parada en la puerta escuchado todo lo que decían, se preguntaba, ¿Dónde y con quién había pasado la noche Alberto? Así que se fue de inmediato a investigar.—Okay Petra, jaja me da mucho gusto que Alberto, este rehaciendo su vida, es bueno que sea como me has platicado que era antes.Mientra
—Cuando Paola, escuchó que Marcus, dijo su nombre, volvió a dolerle la cabeza y le vinieron recuerdos de Alejandro, dónde el se iba y luego volvía y por alguna razón le tenía mucho miedo, no lograba entender que pasaba, pero estaba segura que ya lo conocía y que su miedo se debía a qué él le hizo algo malo, en cuanto Paola, quiso escapar, resbaló y se desmayó, Alejandro, se acercó para ver si estaba bien, pero no reaccionaba, así que se la llevaron con ellos.—¿A qué veniste Marcus?. —Alejandro, estaba pensando si llevarla al doctor o adónde se estaba quedando, cuando escuchó el nombre que más odiaba.—Me informaron que Luis, Dante, y David, vienen para acá llegarán está tarde, vienen a buscar a la señorita Paola, que hacemos señor.—No lo sé Paola, apareci&oac
—Lo sabía, ¡Sabía que mi baby! No me dejaría así porque si. — Luis, no cabía de la emoción, deseaba encontrar lo antes posible asu esposa y decirle cuánto la amaba y la había extrañado. —Gracias por cuidar de ella Alberto. —Luis, siguió a Alberto, en el carro que este le había prestado, iba pidiéndole al gran yo soy, que no permitiera que le pasará nada malo a Paola, estaba impaciente después de todo este tiempo, por fin se reuniría con su amada mujer.—Bueno al parecer Pao, estuvo muy bien cuidada durante este tiempo, no te puedes quejar mi hermano ¿Qué raro es el destino no lo creen? Quién diría que Alberto, también conocería a Natalia, jaja. —David, estaba feliz de saber que su amiga estaba bien, aunque no los recordara por el momento, Alberto, les había contado lo que él d
—Cuándo llegaron Alberto, y Herman, empezaron a organizar a sus hombres, no querían que Luis, Dante, y David, entrarán con ellos, pero Luis, quería ir y nadie lo iba a detener, se trataba de su esposa así que no pensaba quedarse con los brazos cruzados. —Ustedes vayan por ahí, Luis, si algo te pasara a ti o alguno de ustedes dos no creo que Elisa, pueda perdonarme, es mejor que esperen aquí aque mis hombres o los de Herman, la traigan, estoy seguro que no será difícil rescatarla, se ve que es muy poca la vigilancia que ese hombre tiene.—No, no voy a quedarme aquí, Alberto, agradezco que ayudarás a mi esposa y que cuidaras de ella todo este tiempo, pero no pienso esperar aquí, iré contigo o solo, pero iré. —Luis, estaba decidido, Dante, y David, también lo apoyaron.—Veo que no puedo detenerte, está bien, solo trata de cuidarte y
Donato, y Sebastián, estaban juntos en esto, habían ido a cobrar venganza por Patricia, sin saber que ella fue quien contagió a Alejandro. Donato, solo fue porque Sebastián, le llenó la cabeza de ideas, diciéndole que Natalia, también podría tener lo mismo, que su hija Patricia. Aunque Donato, no estaba seguro de eso fue con él, ambos fueron a terminar con Alejandro.—PAOLA, VETE DE AQUÍ... tienes que salir de aquí y ser feliz por los dos, okay, prometelo, prométeme que sin importar que, tu siempre trataras de ser felíz, no importa que sea con él idiota de Luis. —Alejandro, no tenía miedo de morir eso era lo que él buscaba, lo único que lo asustaba era que a Paola, le pasara algo, esperaba que Luis, se la llevara y salieran de ahí lo antes posible, ya que el también necesitaba huir, pero antes tenía que asegurarse de que Paola
Unos meses atrás Gonzalo, había estado persiguiendo a Alejandro, pudo haberlo atrapado y entregarlo, pero no lo hizo porque Nancy, se lo había pedido, después se enteró de su enfermedad y de que Alejandro, no quería vivir más y se había encerrado en su casa, así que creyó que viviría sus últimos días tranquilo sin hacer nada malo, así que se olvidó de el, pero uno de los que estaban a su cargó no obedeció su orden y siguió vigilando cada paso que Alejandro, daba, así que fue avisarle lo que pasaba asu capitán Gonzalo.—Capitán, su protegido Alejandro, no se a portado bien ha estado haciendo de las suyas, secuestró a la señora Paola, hizo que el señor Alberto Brand, fuera a rescatarla, junto con su esposo Luis, su hermano y demás gente, sus socios llegaron también, eso al parecer no estaba pl
Ya había pasado un día entero y Luis, aún no despertaba, el doctor que lo atendía estaba un poco preocupado. Dante, le contó que estuvo en coma hace un año durante dos meses, y los doctores habían dicho que se tenía que cuidar. Porque si volvía a quedar en coma, era posible que no despertara de nuevo. Paola sintió un gran dolor en su corazón, solo de pensarlo, afortunadamente Luis, despertó dos horas después. Lo primero que hizo al abrir los ojos, fue preguntar por su esposa.—¡Hola! ¿Cómo te sientes? Puedes decirme si necesitas algo talvez yo pueda ayudarte. —Paola, no sabía que decirle o que hacer, se sentía tan extraña, decían que este hombre era su esposo y padre de sus hijos y aunque su corazón, le decía que lo amaba con todo su ser, aún así no le tenía confianza.—¿Sa
—Regresando al momento en que Alberto, los dejó en el aeropuerto. —¡Gracias Alberto! Por cuidar de mi hija en todo este tiempo, cuando necesites algo de los Zimmer solo dímelo, estamos en deuda contigo, cuidate muchacho.—No me deben nada Don Fabián, pero gracias lo tendré en cuenta nos vemos, Elisa, digo Paola, toma estás pastillas son para que te duermas y no te asustes en el avión okay. — Alberto, estaba un poco preocupado de que Paola, se asustara y él no pudiera estar con ella, como siempre.—¿Desde cuándo té asustan los aviones Pao? ¡Mmm! Gracias Alberto, por pensar en el bienestar de mi mujer, también puedes contar con los Turner, para lo que necesites. —Luis, se le quedó viendo con cara de pocos amigos ha Alberto, no le gustaba saber que conocía más que el por ahora a Paola. —Adiós. —Era notorio que