Después de que Jay y Finn subieron al coche, Zayne maldijo aún más vigorosamente: “Jay, si no fuera por mi hermana que no me permite sacar la basura, lo primero que hubiera hecho es tirarte al basurero”.

Jay se sentó en la silla de ruedas con calma, haciendo oídos sordos a los insultos de Zayne.

Fine dijo: “Joven Amo Severe, por favor cuide lo que dice”.

Zayne fingió entrar en pánico. “Maldeciré porque quiero. ¿No usó su Presidente a mi hermana y luego la dejó porque tiene un cuerpo tan bueno que vuelve loca a la gente? Déjame decirte algo que necesita ser dicho. ¿De qué sirve ser guapo si, al final, vas a terminar sintiéndote igual? No te creas la gran cosa todavía”.

“Zayne, ¿no crees que te coseré la boca para cerrarla?”. La voz de Jay sonaba débil.

“¡Ustedes son montón de hipócritas santurrones!”. Zayne se pellizcó los labios mientras hablaba, todavía reacio a hacer la vista gorda.

Jay suspiró profundamente.

“Zayne, gracias por cooperar conmigo para realizar este acto impecab