Sin embargo, Cole había entregado 100 mil millones de dólares fácilmente. ¡Esto era algo de nivel divino comparable con Jay Ares!

Por supuesto, la Señora Severe no lo aceptaría. “Sr. Yorks, yo solo tengo una hija, así que su matrimonio es un asunto muy importante. Yo solo aceptaré su decisión. Si usted quiere casarse con mi hija, siempre y cuando le guste y ella acepte casarse con usted, entonces lo apruebo. Yo no quiero este dinero en absoluto”.

La simpatía de Cole por la Señora Severe incrementó gradualmente.

En esta sociedad de fama y riqueza impetuosa, una mujer indiferente a la fama y la riqueza como la Señora Severe era difícil de encontrar. No era de extrañar que la Angeline que ella crió fuera una mujer encantadora que consideraba que el dinero era sucio.

Angeline pensó que eso era solo un acto, así que caminó hacia ellos, tomó la tarjeta, y dijo con una sonrisa: “Mamá, solo aceptalo. Esta es su muestra de apreciación”.

La Señora Severe negó con la cabeza y le empujó la ta