Capital Imperial.

Savannah se sentía miserable y vagaba sin rumbo por las calles de la Capital Imperial. No sabía qué le deparaba el futuro.

Cuando bajó de la montaña en ese entonces, su maestro le había dicho que su misión en esta vida era perseguir y proteger a Robbie.

Sin embargo, ¿por qué Robbie murió prematuramente?

¿Qué debía hacer ahora?

De repente, alguien golpeó ligeramente el hombro de Savannah.

“Chica tonta”.

Savannah se dio la vuelta y vio a su maestro de pie frente a ella mientras sostenía un pesado paraguas negro en una mano. Ella se lanzó a sus brazos y rompió en llanto.

“Maestro, Robbie ha muerto. ¡Buah! ¿Cómo pudo? Obviamente, primero me gustaba Jens, y me desagradaba el aspecto mujeriego de Robbie. Pero luego me enamoré de él. ¿Cómo pudo morir así? Estoy muy triste, Maestro. ¿Siempre es tan doloroso amar a alguien?”.

El maestro de Savannah era una mujer muy hermosa. Aunque era joven, las penurias de sus ojos no eran comparables a las de muchos ancianos. Ademá