Los ojos negros vidriosos de Angeline revelaron una mueca de desprecio. “¿Quién te dijo que Empresas Ares de Gran Asia se va a parar solo? Nunca tomaré una decisión tan tonta. Piérdete”.

En lugar de enojarse, Sera se rio. “¿No puedes ver qué tipo de documentos tengo aquí, Srta. Severe?”.

Angeline sacó un documento de los brazos de Sera y lo hojeó despreocupadamente. Cuando vio su sello personal en el contrato, sus pupilas se contrajeron.

“¿Quién selló esto?”, Angeline rugió furiosamente.

Sera sonrió maliciosamente. “Supongo que todavía no lo sabes, ¿eh, Srta. Severe? Jaybie me dio tus sellos”.

Angeline recordó la escena en la que Jay llegó a casa la noche anterior y la expresión severa de su rostro cuando la presionó para que le entregara Empresas Ares… De repente, ella sintió un escalofrío recorriendo su columna.

Cuando Sera vio lo devastada que se veía Angeline, sonrió triunfalmente. “Srta. Severe, el destino de una persona cambiará. Puede que hayas ganado una carta de triunfo