"Don Jay, si a usted no le gusta la leche de soya con pan frito, podría elegir no comérselo. Nadie le está forzando a comer”. La suave y tierna voz de Zetty llegó a los oídos de Jay, lo que le hizo sentir como que iba a perder algo muy precioso de la vida.

Esta niña siempre estaba en contra de él.

Jay frunció el ceño mientras miraba a Bebé Zetty: "¿No te enseñó tu Mami que no debes hablar cuando comes?".

Nadie podía imaginarse de que Zetty levantara la cabeza y se defendiera. "Señor Ares, ¿entonces por qué usted puede hablar cuando come?".

Jay se quedó sin palabras.

Rose acarició suavemente la cabeza de Zetty después de que ésta habló. Su acción mostró evidentemente que estaba dándole ánimos y apoyos a Zetty.

La mirada desafiante de Jay se dirigió a Rose.

Al ver la mirada de Jay, la sonrisa en el rostro de Rose se congeló, e inmediatamente bajó la cabeza mientras masticaba el pan frito.

Después del desayuno, Jay no tenía prisa para irse a trabajar. Llamó a Rose. Su tono de voz