Capítulo 8
Emiliano casi se desmaya de la indignación.

Miguel era conocido en el mundo de los negocios por su inteligencia y astucia, pero cada vez que se trataba de Jenny, parecía perder todo su juicio.

Laura, con una expresión serena, le sirvió un tazón de sopa a Emiliano:

—Abuelo, toma un poco de sopa —dijo con voz suave.

Emiliano tomó un sorbo y se tranquilizó un poco. Dejando el tazón a un lado, miró a Miguel con ojos penetrantes:

—Ya que preguntas, te lo voy a explicar.

—Laura siempre cocina personalmente para mí cuando viene. Sabe lo que me gusta y cuando como pescado, me quita las espinas. ¡Sus atenciones realmente son impecables!

—¿Y ella? Se sienta tranquila en el sofá como una gran señora, haciendo que los sirvientes la atiendan. ¡Todos los empleados están pendientes de ella, y nadie me cuida a mí!

La expresión de Emiliano se había tornado muy seria. Aunque ambas venían de familias adineradas, la diferencia era realmente abismal.

—Tenemos chef en casa, ¿qué necesidad hay de cocinar? Ad
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