Para cuando Falcon recibió a Zacarias dos meses después, en el aeropuerto, lo que se encontró fue a alguien completamente irreconocible. No tuvo más opción que correr hacia él y tomarlo de los hombros. Lo miró de arriba abajo.
El alfa que se había ido no era para nada igual al que tenía delante. El Zacarias de ahora había pedido peso, quizás no tanto como para alarmarse o perder masa muscular pero si preocupante para alguien que valoraba su figura. Su cabello había crecido rompiendo su habitual corte y estaba reseco, había sombra de una barba en su rostro. Pero ojalá eso fuera lo peor, era el rostro sin vida de este.
Tenía enormes ojeras bajo sus ojos que de por si apenas tenían brillo. Era como si nada de lo que estuviera a su alrededor lo estimulara.
-Zacarias- Falcon lo llamó.
Silver llegó un poco después y se puso a su lado poniendo una mano sobre el brazo del alfa. Entendía por lo que estaba sufriendo. A ella le tomó casi dos días levantarse
-¿Estás preocupada amor?- la pregunta de Falcon sacó a Silver de sus pensamientos.-Ir a visitar a los suegros siempre es un tema de preocupación y más cuando se va una semana después de lo que ellos pretendían ¿no crees?- le sonrió calmadamente.Habían salido esa tarde en dirección a la mansión donde residía la familia de Falcon. Un viaje que duraría alrededor de tres horas por lo que llegarían entrada la noche. Cenarían, de seguro tendrían que quedarse a dormir por las exigencias de cierta omega y a primera hora volverían. Ese era el plan que habían conformado.Por un momento Silver pensó que Falcon no se llevaba bien con sus padres pero no quiso preguntar. Quizás lo hacía para que ella no se sintiera incómoda. Después de todo, el primer encuentro de ella con Ofelia había sido con las lanzas en alto y sin armaduras, la primera que cediera, terminaría derrotada. Lástima que Silver no era de las que echara la toalla tan fácilmente.Más bien, se divertía
Falcon no era de aquellos alfas que se molestaba con frecuencia y menos de aquellos que sacara a relucir sus colmillos y que sus ojos cambiara de color. Pero al ver pedazos de cristal en la servilleta junto a la comida y gotas de sangre, casi enloqueció. Sus feromonas se expandieron en todas direcciones de forma agresiva y a la vez protectora en torno a Silver.Alzó la cabeza en dirección a sus padres, su expresión era tal que hasta Ofelia tragó en seco. Reish no habló, solo miró de reojo a su mujer en descuerdo. Sabía cómo era ella pero nunca se esperó que llegara a esos extremos-Ofelia, retírate- uso su voz con la omega en un tono duro dándole a entender que estav realmente molesto. Había un límite para todo.
Silver se dejó caer lentamente sobre el miembro de su alfa. Como siempre este era grande y le costaba un poco al principio aunque la resistencia solo duraba unos segundos acoplándose a la perfección. Era una locura lo que estaban haciendo. Tener sexo en medio de aquella casa, pero ella sabía que Falcon necesitaba recalcar su posesividad sobre ella.No se lo había exigido pero por lo que había estudiado sobre los alfas, esto era parte del instinto. Y ella no se lo negaría. Nunca había visto a su pareja tan fuera de sí, ni siquiera el baño lo había ayudado a relajarse. Todo lo contrario, estaba aún más alerta, hasta había cerrado la puerta con llave. Parecía paranoico, pero solo lo hacía para protegerla y eso conmovió a Silver.
Falcon se removió en la cama encontrando que no estaba el acostumbrado peso en su brazo. Sus ojos se abrieron de golpe y se sentó demasiado rápido en la cama. Miró hacia todos los lados de la habitación encontrando que solo estaba él.-¿Silver?- frunció el ceño.Se levantó de la cama con rapidez buscando en el baño con el mismo resultado.-Mierda- gruñó y se puso un pantalón y la camisa a medio abrochar y salió corriendo.Después de lo ocurrido anoche la idea de que su omega estuviera lejos de él lo volvía loco. Aquella casa, donde vivió durante muchos años y que consideró su hogar, ahora n
Zacarias salió de su auto estacionado en una de las zonas más alejadas del centro de la ciudad. La brisa del mar soplaba y se detuvo con la mirada perdida en el horizonte. Los recuerdos de la primera vez que había llevado a Erika a la playa llegaron a su mente, esa había sido también la primera vez que había visto su sonrisa desde que la había conocido.Después de pensarlo mucho se había dado cuenta que fue en ese momento en que se había enamorado de ella, solo que le había costado mucho reconocerlo. Y ya era muy tarde.Ese mismo mar que había mojado sus delicados y pequeños pies ya talones que la habían hecho feliz, era el mismo que se la había arrebatado.Cerró los ojos y r
Años atrás.William odiaba su trabajo. Cualquiera se sentiría feliz si te pagaran buen dinero por solo rellenar una agenda y hacer recados, incluyendo un lugar donde dormir y un buen plato de comida. Sobre todo si eres un omega pobre con una madre enferma, y sin un medio en los bolsillos para comprar tanto medicinas como supresores.Si, cualquiera, pero de seguro se les borraría la sonrisa si además de todo eso tuvieras que esperar con miedo cada noche a que la puerta de tu cuarto se cerrara tras la puerta de una persona que solo quisiera usar tu cuerpo como un agujero para desahogarse. Pues esa era la vida que llevó Will desde los 16 años que entró en aquella mansión que pensó que le resolvería todos sus problemas. Pero no, solo fue el inicio de sus pesadillas
La pantalla del celular se prendió con una llamada entrante que duró un timbre, solo un timbre, aunque la dueña de este no se percató de ello, más bien, no estaba en condiciones de hacerlo. Y como hacerlo estando en su último día de celo y siendo satisfecha por su alfa.Falcon enterraba sus caderas entre las de su omega mientras devoraba su boca. Sus cuerpos estaban agotados después de días de puro sexo aplacando la necesidad de su pareja. Ahora solo se entregaban a la pasión con movimientos suaves y cuerpos pausados, con más raciocinio y sin que el dolor de aparearse fuera tan fuerte.Con un último movimiento se introdujo hasta la base y dejó que el nudo se creara en el interior de Silver apenas llenándola con su semen. Después de t
Zacarias miraba una y otra vez el papel en su mano con la dirección de un lugar remoto del otro lado del país. Una zona costera que apenas si tenía una población de más de 1 000 personas. ¿Qué demonios hacía él recibiendo una llamada desde allí?Aun cuando esa pregunta cruzaba su mente, su corazón latía frenético. Se palpó el pecho y su instinto le dictaba que fuera a ese lugar, por muy lejos que fuera. Sacó su celular para ver en la pantalla un mensaje de la mujer que acababa de ver donde le maldecía hasta del día que se iba a morir por haberla rechazado y simplemente usado sin dar nada a cambio. Realmente no tenía ganas para sexo y menos después de tener aquella dirección.Marcó un nú