“¡Retírense, no hay nada que los Arkan obtengan de esto!”, grito con frialdad mientras los escucho soltar algo en el aire justo cuando algo me golpea por detrás. Me doblo mientras mi visión se vuelve ligeramente borrosa.

El hombre continúa rociando por todos lados, y yo no inhalo, decidiendo seguirle el juego y retroceder tambaleándome.

He entrenado hasta el último centímetro de mi vida, mi cuerpo es inmune a muchas cosas.

El silbido estridente se detiene, pero caigo de rodillas, mirando al suelo mientras escucho varios pares de pasos acercándose a mí.

“¿Nada? ¿No lo ves? ¡Esta masacre de esta noche probará que no son más que asesinos, tal como dijiste!”. Cassian se burla. “¿Tim?”.

“Ahora”, dice el líder de Arkan, Tim. Y me doy cuenta de quién es, el hombre flacucho que había visto antes. Pero no uno en la base de datos de Cazadores Arkan… ¿sino uno de los hombres del presidente?

El político Timon Sands.

Sabía que había visto esos ojos… él puede intentar esconderse… intentar fin