Joan se sonroja cuando los ojos de Zade se posan en ella y sus ojos se abren de par en par. “Oh, Dios, hola…”.

Ella le ofrece una mano, pero él simplemente asiente con la cabeza, mirando hacia otro lado. Yo hago lo mismo, notando que estamos recibiendo mucha atención y la mayoría de esa atención es de mujeres que miran boquiabiertas a Zade.

Honestamente no puedo culparlas mientras pienso en mis pobres ovarios. Si solo mirarlo pudiera dejarnos embarazadas, creo que un montón de mujeres lo estarían ahora mismo.

‘Eres el centro de atención’, comento a través del vínculo.

‘Y tú también, pero me pregunto si las mujeres aquí tienen algún tipo de fetiche con los trajes. Es muy extraño’.

Sonrío, si solo él supiera que uno necesita un cuerpo que se ajuste tan divinamente a un traje para lucir tan bien.

“Llámalo fetiche o como quieras, pero funciona conmigo. Y no todos los hombres pueden llevar un traje como tú”, susurro, inclinándome y besando su cuello, presionando mi pecho contra el suy