"¡Tú!".

La Abuela Yates temblaba de furia.

"¡¿Por qué Mandy Zimmer y su familia me han dado una bola de barro moldeable?! ¡¿Se están burlando de mí por seguir viva a esta edad?!".

"¡Hermana, no tienes que darle nada a la Abuela Yates si no quieres! Si no tienes el dinero, cualquier cosa sería mejor que esto. ¡Incluso una simple fruta hubiera sido mejor!".

Tanya Yates se quedó sin palabras.

Al principio, quería ayudar a su hermana y hablar bien de ella a la familia.

Pero la Abuela Yates ya estaba temblando de rabia, y Tanya no se atrevió a provocar más a la anciana.

Lilian Yates no sabía que hacer, solo podía pensar en golpear su cabeza contra el suelo.

Las cosas no hubieran salido tan mal si ella y su marido no hubieran pasado al frente.

Pero lo hicieron, y se convirtieron en el centro de atención de toda la sala... ¡y luego dieron un regalo así!

¡Qué vergüenza!

No sólo para la familia de su madre, sino también para Buckwood. No, ¡para toda Luz del Sur!

‘¡No debí haber veni