"¡No tienes vergüenza!".

Xynthia Zimmer no podía creer lo que escuchaba. ¿Cómo podía este hombre decir algo así delante de tanta gente?

"¡Es obvio que me acosaron primero! ¡Me enfadé y tuve que defenderme!".

"¿No solo me golpearon y destruyeron el producto, sino que además me pides que lo pague? ¡Incluso quieres que los acompañe a tomar una copa! ¡¿Qué tan poco razonable puedes llegar a ser?!".

"¡Jo, jo! ¡Admitiste que les pegaste primero!".

"¡Ya le he pedido a alguien que guarde el vídeo de seguridad en el que les pegas!".

"¡Si no aceptas nuestra propuesta a manera de mediar en la situación, lo denunciaremos todo a la policía de inmediato!".

"¡Deber un millón de dólares es suficiente para que te encarcelen durante mucho tiempo!”, amenazó Wallace de forma intimidante.

Xynthia no lo podía creer.

Aunque podía ser un poco salvaje a veces, seguía siendo una estudiante. ¿Cuándo se había enfrentado ella sola a una situación así?

No podía creer que aquel hombre, Wallace Shawn, actua