Harvey dedicó una o dos horas de su sueño a leer la información de los tres grandes talentos.

Después de eso, no pudo evitar sentirse impresionado por ellos.

Incluso él quería educar a uno o dos estudiantes con esos talentos.

Dicho esto, todo dependía del azar; él ya no era el Jefe Instructor del Campamento Espada. Los chicos tampoco eran sus soldados.

Al día siguiente, temprano en la mañana, Harvey estaba haciendo su ejercicio matutino cuando Layne se acercó a toda prisa con una mirada horrorizada.

“¿Qué pasa?”.

Harvey frunció el ceño.

‘Los estudiantes ya deberían estar empezando. ¿Acaso alguien está intentando causar problemas ahora?’.

“Señor York, ¿acaso el Vice Líder de Sede Benett habló de algo de los tres grandes talentos recientemente?”.

Layne sacó su teléfono antes de mostrar las imágenes de vigilancia del Salón Marcial a Harvey.

Tres personas que parecían tener menos de veinte años podían verse en la pantalla.

La chica tenía un aura de hada; uno de los chicos parecí