Harvey suspiró después de ver la expresión de la cara de Xynthia.

A veces, no podía evitar sentirse impresionado de que las hermanas no tuvieran nada en común con su madre.

Que una mujer insufrible como Lilian pudiera dar a luz a dos hijas educadas ya era una bendición suficiente.

En ese momento, Harvey supo que no podía seguir bromeando con Xynthia sobre el tema.

“De acuerdo. No te lo pondré más difícil”, dijo Harvey después de dejar escapar un suspiro.

“No te preocupes. Ya han recibido su castigo”.

“Solo diles que mañana se arrodillen durante un día entero”.

“De acuerdo. Te haré caso”.

Xynthia dejó escapar un suspiro de alivio.

Ella se acordó de otra cosa poco después.

“¿Cómo está Larisa, de todos modos?”.

“Me enteré de que ha estado actuando débil todo el tiempo. No es porque le disparé, ¿verdad?”.

La joven de buen corazón no podía evitar preocuparse por su amiga.

“No lo sé”.

Harvey sonrió.

“Pero probablemente el disparo no la afectó tanto”.

“Tampoco está enferma”.