Harvey York desvió su mirada hacia Xynthia Zimmer.

“¿Sabes quién lo hizo?”, preguntó Harvey en voz baja.

“¿Fue Eli Burton?”.

Harvey comprendía más o menos la situación.

Pensó que Joseph Bauer era quien lo había hecho, pero no haría algo tan estúpido después de descubrir que Harvey era el jefe de la Agencia de Seguridad de Longmen.

Por eso Harvey sospechaba de los tontos que había conocido el día anterior.

Aquellas personas hacían lo que les daba la gana en un país ajeno. No solo sabían cuándo detenerse, sino que incluso actuaban con altanería. Eran realmente gente revoltosa.

“¡Son Eli y los demás!”.

Xynthia se sintió responsable.

“¡Las cámaras de vigilancia del edificio de la empresa fueron todas destruidas por ellos, y los empleados tampoco se atrevieron a delatarlos! ¡Nadie puede hacerles nada ahora mismo!”.

“¡Aunque los detuvieran, seguían teniendo inmunidad diplomática, ya que no son de aquí! ¡La policía tampoco puede hacerles nada!”.

Lilian no pudo evitar soltar una ris