“No pensé que fueras tan gallina como para subir al cuadrilátero”.

“¿Oh? ¿Acaso parezco una persona que tiene miedo en pelear contigo?”, respondió Harvey con un tono perezoso.

“He oído hablar de ti. Te apoyaste en el Dios de la Guerra Nanyang, Dean Cobb, para herir al anterior jefe de la Agencia de Seguridad antes de presentarte. ¡Incluso lo dejaste lisiado!”.

“¡Y ahora, te aferras a Kayden y a esa mujer que te acompaña para presumir!”.

“Debo admitir...”.

“Eres bastante astuto. Tienes talento. También eres bastante desvergonzado”.

“Intentaste buscar una excusa para irte porque sabes que no eres rival contra mí”.

“¡Pero es una pena! Te enfrentaste a alguien con quien nunca debiste haber enfrentado en primer lugar”.

“¡El decimotercer joven amo me dio la orden de acabar con tu vida aquí y ahora!”.

Una mirada fría y desdeñosa se podía ver en el rostro de Davian.

“Pero ya que eres tan desvergonzado, te dejaré ir si suplicas clemencia y entregas la Insignia de la Agencia de Segurid