Vince York soltó una carcajada después de escuchar las palabras de Lexie York.

“Ella tiene razón”.

“¡La Tía está en lo correcto!”.

“No te estoy obligando a jugar conmigo, Harvey York. Pero si lo haces, yo mismo te dejaré ir”.

“¡Estoy siendo muy generoso!”.

“¡Estaba a punto de hacerte pedazos por nuestras humillaciones del pasado!”.

“Pero me parece bien darte una oportunidad”.

Vince soltó una ligera risita.

“Por supuesto, puedes rechazar mis dos sugerencias”.

“Si lo haces, dejaré que los Isleños hagan lo que les plazca”.

“¡Creo que se mueren por acabar contigo!”.

Vince hizo un gesto antes de que los Isleños miraran a Harvey con frialdad.

Sus miradas estaban llenas de resentimiento y odio hacia su enemigo jurado.

Naturalmente, después de que asesinaran a su Santo de la Espada y asaltaran su base del Camino Shindan, el mundo de las artes marciales de las Naciones Insulares se sintió completamente humillado.

Esa gente no dudaría en acabar con Harvey si vieran la oportunidad.