Un Guardia de las Sombras atacó con su espada con todas sus fuerzas.

¡Clan!

Edwin no intentó esquivarlo. Usó ambas manos para atacar con su espada nuevamente. Mientras lo hacía, una luz brillante parecida al resplandor de la luna brilló en el aire.

La espada larga del Guardia de las Sombras se partió por la mitad. Casi al instante, el rojo se extendió por toda su garganta.

Los demás jadearon de horror ante la aterradora vista. Instintivamente intentaron retroceder y usar sus armas de fuego.

¡Bam, bam, bam!

Edwin atacó hacia adelante, sin emociones.

Los Guardias de las Sombras no tuvieron la oportunidad de huir, ni siquiera con sus armas de fuego. Cada uno de ellos se cubrió la garganta, con los ojos llenos de incredulidad, antes de caer al suelo.

Edwin era inimaginablemente poderoso.

Lidiar con tantos expertos con tanta facilidad no era algo que un Rey de las Armas ordinario pudiera hacer.

En ese mismo momento, Edwin finalmente había llegado al nivel de un Dios de la Guerra.