Los guardaespaldas de la Isla Oscura se abalanzaron sobre Harvey York con miradas frías mientras Kim Moreno gritaba órdenes.

Harvey claramente podía escuchar el conflicto, pero no tenía tiempo para lidiar con eso él mismo, ya que era un momento crucial para salvar a Dean Cobb.

Si se detenía entonces, todo sería en vano.

Después de todo, él no era un médico capacitado. Solo sabía cómo utilizar el arte de matar.

Dicho esto, no esperaba que Pandilla Nanyang fuera tan caótico.

No podía creer que Kim haría cualquier cosa para conseguir los secretos de un dios de la guerra...

Harvey no tenía intención de rendirse. Respiró hondo y tomó un bisturí antes de hacer una incisión en nueve partes diferentes del cuerpo de Dean.

¡Clin, clin, clin, clin!

Se arrancaron hilos negros del tamaño de agujas de hielo. Después de la incisión final, el veneno dentro del cuerpo de Dean fue eliminado por completo.

Pero incluso si Dean fuera un dios de la guerra, no había forma de que pudiera recuperar su