"Príncipe Jean, tengo que admitir que tienes muy buena suerte".

Harvey York tomó el revólver y se rio entre dientes. Luego, disparó otro tiro en su sien con su mano derecha.

Un espacio en blanco.

Sin embargo, la expresión de Lucas Jean cambió al instante una vez más.

Harvey le sopló al revólver. Luego sonrió y dijo con indiferencia: "Parece que mi suerte también es muy buena".

Las pupilas de Lucas se contrajeron cuando Harvey le entregó el revólver esta vez.

La mano con la que volvió a levantar el revólver estaba temblando ligeramente.

La persona que inventó el revólver en ese entonces nunca podría haber esperado que alguien realmente lo usaría para jugar un juego tan terrible.

Tal juego era una prueba real para la confianza de uno mismo, la tolerancia y el carácter de una persona.

Solo las personas valientes se atreverían a apretar el gatillo casualmente.

Al menos, desde el punto de vista de Lucas, ciertamente perdió ante Harvey en ese sentido.

Harvey podía apretar el gatil