El habitual ajetreo y bullicio matutino de Buckwood fue reemplazado por un silencio absoluto.

Los miembros de la clase alta de Buckwood, que a menudo exhibían su riqueza, ahora se escondían en sus respectivas casas mientras temblaban de miedo.

¡Los Yates de América eran verdaderamente arrogantes!

Aunque se dice que uno no necesita hacer mucho para matar a otro, el acto de los Yates de aplastar los huesos en pedazos fue más que cruel. La víctima no podía vivir ni morir en paz.

Varias de las familias y corporaciones que habían optado por ser neutrales, ahora lamentaban sus decisiones. Todos y cada uno de ellos temían ser atacados por los Yates de América.

Esto era especialmente cierto para los Naiswell. A pesar de ser una familia de primera clase, no tenían el valor de operar sus negocios hoy. Todos los guardias de la familia estaban situados en cada centímetro de la Mansión Naiswell. Ninguno de los Naiswell se atrevía a dar un paso afuera.

Shane Naiswell sabía muy bien que el ataq