Lilian miró a la Abuela Yates con total incredulidad. La mujer era su propia madre, pero ¿cómo podía decir algo así?

¡Incluso invitó a los periodistas de los medios de comunicación para todo eso!

¡Eso era despiadado!

Simon estaba aterrorizado hasta el punto de que su cara perdió todo el color. Ese asunto era demasiado serio. ¡Puede que ni siquiera tengan la oportunidad de pedir por comida después de eso!

Mandy, por su parte, no podía creer lo que acababa de escuchar.

Su abuela y su tío ya le habían quitado sus acciones por un valor de trescientos millones de dólares y, sin embargo, ni siquiera les daban a ella y a su familia una forma de sobrevivir.

A pesar de todo, lo más sorprendente era que hasta lo anunciaron públicamente y dejaron que todo el mundo lo supiera.

Eso equivalía a decirle a todo el mundo que la familia Yates ya no iba a apoyar a la familia de Mandy a partir de ahora.

"Abuela, tío, ¡¿por qué?!".

"¡¿No nos ayudaron ayer mismo?!".

"¡¿Por qué nos tratan así hoy?!