Ante el semblante molesto de Dante, todos los presentes soltaron una carcajada, sobre todo, la familia del joven alfa.
―Rayos Sara, hubieras esperado al final de la noche ―dijo Egan entre risas ―Casi logra timarlo ―
― ¿Saben? Siempre me pregunté el por qué es que Gael vive tan modestamente ―dijo Elizabeth, quien intentaba controlar su risa
― ¿De qué se ríen? ―preguntó Gabrielle, quien justo acababa de entrar ― ¡Cuéntame! ―le pidió a Anna, quien pasaba a su lado
―Dile a Elizabeth que te lo cuente, debo ir a salvarle el pellejo a Gael ―dijo la joven antes de entrar a la cocina, la cual, estaba sumida en un peligroso silencio
― ¿Ya estamos todos? ¿Cierro la puerta? ―preguntó Sara
―Sí, ya estamos todos ―dijo Alastor sonriendo al escuchar la risa de Gabrielle, a quien Elizabeth le contaba la desventura de su hermano
Ante sus palabras, Sara cerró el bar con sus propias llaves antes de precipitarse a la cocina al escuchar a alguien gritar.
A diferencia de los miembros de Loto de Luna que no parecían sorprendidos por la noticia, Catherine y Basil abrieron mucho los ojos antes de clavar sus ojos en su hijo.― ¿Tú? ―preguntó Catherine incrédula ― ¿Por qué? Ni si quiera perteneces a esta manada ――Tal vez no Cath ―intervino Alastor ―Sin embargo, como el alfa que se supone que será y como el compañero de la futura alfa de Loto de Luna, definitivamente la diosa bendecirá la unión sin ningún problema ――Bueno, tienes razón Al, pero… ¿Por qué Dante? ―le preguntó Catherine a Ella―Verá Luna Catherine, yo se lo pedí porque…――No linda, nada de Luna ―dijo Catherine ―Recuerda que esta noche no hay títulos de por medio, así que, por favor, sólo dime Catherine ――Ah, pero Luna… No, yo no podría… ――Catherine ―repitió la mujer fingiendo molestia, algo que hizo reír a Iva―Ríndete cuñada ―dijo Iva juguetonamente, algo que hizo sonreír a Byron ―Esta mujer es terca, no le ganarás ――Vale, está bien ―dijo Ella sonriendo ―Catherine ――Eso
― ¿Aún no regresan? ―le preguntó Anna a su compañero cuando el joven lobo entró a su habitación―No mi amor, y sinceramente, dudo que lo hagan ―dijo Dante mientras se quitaba la parte superior de su uniformeEn silencio, Anna observó atentamente el muy bien esculpido torso de su compañero, cuyos músculos, se doblaban con cada movimiento que él hacía.Ante tal espectáculo, la joven no pudo evitar morderse los labios, pues aquel hombre, era única y exclusivamente suyo.― ¿Ves algo que te guste? ―le preguntó Dante en un ronroneo a la vez que la aprisionaba con sus brazos en el diván que estaba al pie de su cama―Sí, y me encantaría tomarlo justo ahora de no ser porque tenemos compañía ―dijo Anna con una dulce pero traviesa sonrisa―Traviesa ―dijo Dante antes de plantarle un pequeño beso en los labios ―No puedo creer que mamá y Elizabeth vinieran con nosotros ―dijo con un tono fastidiado―Que Eli viniera era de esperarse, ya que ambas convencimos a Ella para que viniera a prepararse aquí
Ante las palabras de su compañero Anna arqueó una ceja.―Muy bien, ¿qué significa esa sonrisa? ―preguntó la joven con desconfianza―Vale, no me juzgues ―dijo Dante dirigiéndose a su maleta ―Es solo que vi a mi compañera en la portada y no pude evitarlo ―― ¿De qué estás hablando? ―preguntó Anna a la vez que se apresuraba a seguirloSin decir nada, Dante hurgó en su maleta hasta que sacó una carpeta de viaje, al abrirla, Anna notó que tenía varios documentos, tales como su pasaporte y su visa, sin embargo, lo que su compañero sacó la dejó completamente boquiabierta.― ¡¿Cuándo me tomaron esta fotografía?! ―preguntó Anna con molestia a la vez que tomaba la revista que Dante le tendíaEn la portada, podía verse una foto de ella, una de Elizabeth y una de una joven que ella no conocía. Bajo las fotografías, podía leerse el título: “Las herederas más hermosas de Idania”―Y por qué usan esos títulos… ―gruñó con fastidio―Ahora me entiendes ―le dijo Dante antes de volver nuevamente al escrit
Mientras que en Loto de Luna todo era paz y alegría, en una antigua cabaña abandonada en los límites de la ciudad con el bosque Flor de Luna, una mujer lanzaba cosas por toda la habitación, manifestando así, la ira que sentía.― ¿¡Cómo es posible!? ―rugió la mujer a la vez que lanzaba una lámpara― ¡Maestra! ―exclamó una joven, la cual, salía de una pequeña habitación ― ¿Qué es lo…? ―Sin poder formular su pregunta, la joven tuvo que cerrar la puerta de su habitación para evitar el proyectil que la mujer había lanzado en su dirección.Sabiendo que no podría hacer nada hasta que su maestra se calmara, Diana se dirigió a su cama, tomó su teléfono y comenzó a navegar por internet.― ¡Malditos híbridos! ―exclamó la fúrica mujer que estaba fuera de la habitación―Le advertí que eran poderosos, sobre todo, le advertí de la hechicera de Luna Azul ―dijo Diana rodando los ojosCon un suspiro, tomó sus audífonos de la mesita de noche y tras conectarlos a su teléfono, se dispuso a escuchar músic
A la mañana siguiente, Anna abrió los ojos al escuchar a alguien murmurar palabras que no lograba entender muy bien.Confundida, dirigió su mirada hacia la ventana, y al notar que el sol apenas y se asomaba por entre los árboles, entendió que aún era demasiado temprano, por lo que soltó un suave gruñido.―Lo lamento cariño ¿te desperté? ―preguntó Dante levantándose del escritorio para ir a sentarse al borde de la cama junto a ella―No, la verdad estaba más preocupada porque Elizabeth viniera a vaciarme un vaso de agua para despertarme ―dijo Anna antes de bostezar ― ¿Qué hora es? ―preguntó a la vez que abrazaba la almohada de Dante, la cual, aún olía a él―Son las ocho menos quince cariño… ¿A quién le hizo eso? ―preguntó Dante con una ceja arqueada―A Alice, el día del desayuno después de mi cumpleaños ―dijo Anna recordando la anécdota ― ¿Qué haces? ―preguntó al notar que Dante estaba escribiendo en la libreta que le había dado la noche anterior―Mi discurso para la ceremonia de Ella y
Ante el evidente fastidio de su compañero, Anna soltó una risita y se acercó a él para abrazarlo por su cuello antes de besar su mejilla, algo que a él lo hizo sonreír.―Tendrás que acostumbrarte, Eli viene en el paquete del equipo de la alfa, así que no hay opción ――Siempre hay opciones ―dijo él ―Por cierto, cariño ¿te molestaría compartir tu armario? ¿O prefieres que me quede en la habitación de invitados? ―preguntó despreocupadamente, pues, de hecho, conocía la respuesta―Le pediré a Dona que me ayude para hacerte un espacio ―dijo Anna besándolo una última vez antes de ponerse a hacer la cama―Creo que también deberíamos comenzar a planear el viaje a Rónan ―dijo Dante poniéndose de pie para ayudarla ―Los cuatro alfas estaremos fuera y las manadas estarán desprotegidas, debemos prepararnos para eso ――Lo sé, lo había pensado ya, ¿tienes sugerencias? ――Sí, que tú y yo deberíamos ir como pareja ―dijo Dante volviendo al escritorio ―Así Lysander y Gino podrían ir con nosotros para que
Durante todo el día, Anna, Elizabeth y Antonella, quien llegó al territorio alrededor de las nueve, se encargaron de atender a Ella como si de una princesa se tratara.Y es que, tras su relajante baño con pétalos de rosas, las chicas hicieron una última prueba de vestido, y tras asegurarse de que todo estuviese en orden, las lobas le regalaron a Ella un día completo de spa, al que Iva y Catherine, se unieron casi al medio día, algo de lo que se arrepintieron al poco rato.―Vale mamá, tú encárgate del peinado, Anna y Antonella, ustedes dos de las uñas, Luna Iva, usted…――Iré a ver si Dona ya tiene listo el almuerzo ―interrumpió la mujer a Elizabeth, quien se había convertido en una especie de organizadora, una, que las estaba enloqueciendo, por lo que nadie culpó a Iva cuando esta se escabulló rápidamente fuera de la habitación de Anna―La Luna tiene suerte ―masculló Antonella a la vez que se sentaba frente a Ella, quien soltó una risita ante su queja―Y que lo digas ―gruñó Anna pasánd
―Ni idea, pero si no consigue triunfar en el mundo de la moda, estoy segura de que tiene una carrera prometedora como organizadora ―le dijo Iva quien justo salía de su habitación― ¿A dónde vas mamá? ―preguntó Anna al notar que su madre llevaba puesto el uniforme―Voy a ver si puedo ayudar en el estanque, no pienso volver entrar ahí, ¿tú a donde vas mi niña? ――Papá quiere hablar conmigo, ¿sabes dónde está? ―preguntó Anna siguiendo a su madre, quien se encaminaba hacia las escaleras―Sí, en la terraza frontal, está vigilando a los lobos que están trabajando en la casa de la manada ――Vale… Mamá, ¿sabes de qué quiere hablarme? ――No mi niña, lo siento, pero, lo que sí sé, es que ya deberías quitarte esa mascarilla, tu piel comienza a enrojecerse ――Oh no ―masculló Anna antes de echarse a correr al baño del piso inferior― ¿Necesitas ayuda pequeña? ――No, estoy bien mamá, huye mientras puedas ―gritó Anna antes de perderse en el pasillo―Vale… ―dijo Iva con una sonrisa a la vez que se ll