Capítulo 51: Las sospechas de Emmet.

Ante la pregunta de su amigo y protector, Alastor soltó un suspiro.

―Aníketos reconoció a Anna desde el principio ―dijo girándose hacia Basil

―Pero… Pensé que en ese estado de descontrol Aníketos no reconocía a nadie, ni aliados ni enemigos ―

―No lo hace…―

― ¿Entonces? ―preguntó Basil confundido

―No quiere decírmelo…―dijo Alastor cerrando los ojos antes de inspirar profundamente

Tras haber recuperado el control, él había estado intentando hablar con su lobo, sin embargo, Aníketos parecía demasiado avergonzado y no quería hablar con él al grado de bloquear la comunicación entre ambos.

Ante tal actitud, a Alastor no le quedaba más que intentar recordar todo por su cuenta.

Hasta ese momento, no sentía que faltara nadie de la manada, por lo que la sangre en sus manos dejó de preocuparle, sobre todo, al recordar que Anna había conseguido sacarle a Aníketos que aquella sangre pertenecía a un ciervo.

―Necesito limpiarme esto, acompáñame a los baños ―le pidió Alastor a Basil a la vez que le m
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