POV Alfa Damián

Después de su entierro me había quedado unas horas más en su tumba, no quería dejarla sola, aún me costaba aceptar que se había ido para siempre y me dolía tanto todo que sentía que me estaba quemando por dentro y sin poder soportar más el saber que estaba en ese lugar, volví al castillo y busque mi habitación, esperando volver a verla y cuando no lo hice el dolor se hizo más fuerte y buscando algún tipo de consuelo tomé una de sus prendas, oliendo su delicioso aroma, para ver si finalmente conseguía conciliar el sueño, porque tenía días sin poder dormir.

Para mi sorpresa esta vez, me quedé dormido sorprendentemente rápido. Tal vez sea porque no he dormido ni comido en los últimos siete días, pero no me importa, porque lo único que siento es el dolor que en lugar de disiparse solo sigue haciéndose más profundo.

En el sueño, mi Luna aparecía, me expresaba su gratitud, que le diera un entierro digno y dejarla ir con la Diosa Luna. Ella prometió orar por mí todos los días