Liam le abrió la puerta del coche y ella se subió al asiento trasero. Él se subió justo después de ella, y se alejaron de Logística Anderson. “¿A dónde vamos?”, preguntó Eden mientras dejaban atrás los rascacielos y aceleraban hacia Valle de las Águilas. “A ver a mis padres, ya que no pudieron asistir a la reunión de la junta”, respondió, tomando su mano entre las suyas y sosteniéndola en su regazo. Ella se relajó en su asiento y miró fijamente sus manos entrelazadas, apreciando la sensación callosa de su palma en la suave de ella. Liam tenía buenas manos masculinas, gracias a las innumerables horas que había pasado, cuando todavía era un piloto de carreras, desarmando los motores de sus coches y luego volviéndolos a armar. Eden recordó haber visto una de sus entrevistas, en la que había dado una guía detallada de la rutina de mantenimiento de su coche. “¿Estás nerviosa por verlos?”. Liam le susurró al oído mientras la acercaba a él. Su voz baja y ronca envió chispas de conci
Liam regresó de almorzar con sus padres desde hace un tiempo, pero no importa cuánto trató de calmarse por la tarde al recorrer las miles de propuestas que demandaban su atención, simplemente no podía. Se alejó de su escritorio y se dirigió a la oficina de Matthew. “¡El Rey Liam, dos veces en un mismo día! ¿A qué se debe el placer de su visita esta vez?”. Matthew se burló de él cuando entró y se tiró al sofá. “La antigua oficina de Eden”, dijo Liam. “¿No crees que hay algo malo con ella?”.“¿Quieres decir, además de su tamaño?”.“Mire todas las otras oficinas; están llenas de basura de sus casas, fotos familiares, tablas de viaje, tarjetas de cumpleaños”.“¿Qué tiene?”. Matthew se alejó del escritorio. “Eden no tiene nada de eso. Cuando la fui a buscar esta mañana, todas sus cosas cabían en una pequeña caja”.“Tal vez a ella no le guste el desorden”.“Puede ser”. Liam dejó escapar un suspiro de frustración. “Pero, ¿qué hay de una foto de su hijo al menos? Ella está loca po
Fue difícil estar en Castillo de Piedra la última semana de abril y no estar rodeado de la fanfarria y el drama que acompañaba a la Semana de la Moda. Incluso si Eden no tuviera un boleto para asistir en primera fila, no había forma de que se hubiera perdido parte de las festividades de la semana, ya que Sienna tenía un pase de prensa detrás del escenario para cubrir los espectáculos diarios. Lydia también había grabado en secreto todo el evento de apertura, dándole un adelanto de qué esperar cuando asistiera a su espectáculo vespertino del día miércoles. Para cuando llegó el miércoles, Eden estaba hecha un manojo de nervios, incapaz de quedarse quieta o sostener nada de lo que comía. Era su primera Semana de la Moda, y lo más cercano a un evento de alfombra roja al que jamás asistiría, pero también había elegido este día para decirle la verdad sobre Aiden a Liam. Sin embargo, no era su inminente charla lo que le hacía un nudo en el estómago; después de todo, ella tenía el ac
“¡Eden!”. Laura era la imagen viva de la alegría y cortesía, mientras la deslumbraba con su sonrisa resplandeciente. Sin embargo, Eden podía ver a través de su falsa amabilidad. Pero ella le devolvió la sonrisa de todos modos, mientras trataba de evitarla. Laura rápidamente bloqueó su camino. “¿Podemos hablar?”. Eden no creía que tuvieran nada de qué hablar, considerando que no se conocían muy bien. Sin embargo, antes de que pudiera negarse, la ex de Liam la tomó de la mano y la empujó a un rincón poco iluminado, a pocos metros de los baños. “¿Qué estás haciendo?”, reclamó Edenó tan pronto como estuvieron fuera del alcance de los oídos y miradas indiscretas. “Yo haré las preguntas, tú solo escucha”, espetó la otra mujer, y su sonrisa empalagosa se desvaneció tan rápido como había aparecido, dejando una frialdad que heló a Eden hasta los huesos. “Ahora dime, ¿cuánto tiempo planeas seguir con esto?”.“¿Qué?”, preguntó, desconcertada por la pregunta. “Tu acto inocente”, murmu
Liam estaba metido hasta el cuello en informes y propuestas cuando Clara llamó a la puerta y entró con una bandeja de refrescos, y su jefe de seguridad detrás de ella.Dejó los bocadillos de la tarde en su escritorio y se disculpó, no sin antes recordarle que tenía una reunión a las 3:00 PM con Matthew y el equipo de mercadeo. “Señor Anderson, el informe que pidió sobre la Señorita McBride y su hijo”, dijo James cuando estuvieron solos, y le entregó un sobre marrón de tamaño A4. “Te tomaste tu tiempo”, murmuró Liam mientras tomaba su café espresso y le indicaba que tomara asiento en el sofá. “La Señorita McBride mantiene a su hijo fuera del centro de atención, y no parece tener otras cuentas de redes sociales además de su Instagr*m. Tuvimos que hacer un poco de trabajo de vigilancia”. El jefe de seguridad explicó por qué su equipo tardó más de una semana en conseguirle la información. “¿Qué averiguaste?”, preguntó Liam. Sin embargo, sus dedos ya estaban rasgando el sobre. Y
Tan pronto como su jefe de seguridad se fue, Liam ordenó los resultados de la prueba de paternidad, el certificado de nacimiento y el informe sobre el historial de citas de Eden, metió todo de vuelta en el sobre marrón junto con las fotos de Aiden, y los guardó en su caja fuerte. No podía correr riesgos. Lo último que quería era que la información sobre su hijo terminara en las manos equivocadas o, peor aún, se filtrara a los medios de chismes. Acababa de ponerse la chaqueta de traje y arreglarse la corbata cuando Clara entró con un cuaderno en la mano y una mirada ansiosa en los ojos. Se detuvo junto a la puerta y anunció: “Señor, lo están esperando. La Señorita Edwards y su equipo ya están aquí”.“Voy detrás de usted, Señorita Winston”. Liam asintió y la siguió fuera de su oficina, con su mente todavía corriendo a un millón de kilómetros por hora, con un sinfín de preguntas inundando sus pensamientos. Veinte personas estaban sentadas alrededor de la mesa ovalada cuando entró en
“¡Maldita sea, Laura!”. Liam le gritó a su ex y la empujó lejos de él. Ella tropezó y cayó torpemente a sus pies. “Ella te mintió, y aún así la quieres…”. Ella balbuceó su desconcierto, pero la mirada fría y penetrante de él fue suficiente para callarla muy rápido. Él bebió más bobón, aún más resentido con ella por complicar su ya desordenada velada. Ahora no solo tenía uno, sino dos problemas grandes que resolver con Eden. “¿Cuándo te enteraste?”, le reclamó él, cuando sus palabras por fin se asimilaron. “Esa noche en Flechazo, cuando ella estaba peleando con su novio. Traté de advertirte la última vez que estuve aquí, pero estabas convencido de que era el hijo de otra persona”.“¡Lo sabías!”. La voz de él era peligrosamente suave, mientras colocaba la botella ahora medio vacía en su escritorio. “¡Lo sabías y no dijiste nada!”.“Odias a los niños, ¿recuerdas? En todos los años que estuvimos juntos, nunca los quisiste. Pensé que no había necesidad de decírtelo, ya que est
Aceptar la invitación al cine de Isaac fue un error. Eden lo supo tan pronto como compraron los boletos, y cuando él apareció con palomitas de maíz y bebidas. Se suponía que iba a ser una noche informal en la ciudad entre dos amigos. Pero Isaac tenía estrellas en sus ojos, y ella tenía mucho dolor en su corazón. Esto no terminaría bien para uno de ellos, o para ambos, de la misma manera que no terminó bien para ella y Liam. ‘¿Qué pensaste que iba a pasar?’, pensó Eden con tristeza, mientras trataba de seguir la intrincada historia de la comedia romántica que se proyectaba frente a ella. Se parecía mucho a la trama mal escrita de su propia vida amorosa, y había muchas similitudes entre ella y la protagonista. Ambas se sintieron atraídas por hombres emocionalmente inaccesibles, e ignoraron a los tipos confiables que querían darles el mundo. Isaac era un hombre seguro y confiable. Era un tipo decente, un buen amigo y un fantástico ayudante La había ayudado a pintar el interior