Rodrigo dejó escapar un suspiro aliviado después de que ella aceptara tener guardaespaldas. Los hombres que contrató eran extraordinarios, y la protegerían bien.—¿Tienes hambre?—preguntó—Puedo conseguir que alguien te compre comida—Para él era surrealista cómo habían acordado encontrarse en un restaurante, pero las cosas tomaron un giro salvaje después de eso.Ella asintió, sintiendo hambre. Pidió a alguien que le comprara algo de comida y que trajera también un cargador para el móvil. Era incómodo quedarse sin batería y le preocupaba que sus contactos no pudieran localizarla.Poco después le trajeron la comida y el cargador del móvil. Cargó el teléfono antes de comer.Rodrigo se quedó cerca, lo que fue incómodo para ella.—Rodrigo, ¿por qué no te vas a casa a descansar? Es muy tarde.—Está bien. Me quedaré hasta que termines de comer—Había planeado pasar la noche junto a su cama, pero sabía que Sofía se extrañaría o incluso se escandalizaría si se ofrecía a hacerlo.Sofía no d
A pesar de querer quedarse, Rodrigo abandonó la habitación de Sofía por consideración a sus heridas yrecuperación. Cuando se marchó, Sofía contestó a las llamadas perdidas de su teléfono. La primera en la lista era Yolanda, seguida de Bruno. Les informó de que su teléfono había muerto, pero no sacó el tema de sus heridas. Le ocultó la verdad a Yolanda porque se preocuparía, y no se lo dijo a Bruno porque no se enteraría de nada.En ese momento, no tenía pruebas que apuntaran a Paloma y Juliana. Si acusaba ciegamente a las dos delante de Bruno, éste podría pensar que ella no tramaba nada bueno sólo para hundirlas.Necesitaba pruebas suficientes para mostrar a Bruno la verdadera cara de Paloma y Juliana, pues quería que él se ocupara de ellas con sus propias manos. Esa fue la razón principal por la que rechazó la ayuda de Rodrigo. Sólo mostrando a Bruno la verdadera cara de su mujer y de su hija se decepcionaría de ellas.Después de responder a todas las llamadas perdidas, por fin con
Julio se quedó boquiabierto después de oír lo que Sofía tenía que decir. Amplió la foto y se dio cuenta de que Sofía estaba inconsciente. Al mirar más de cerca, vio rastros de manchas de sangre en su cuerpo.—Algo le ha pasado—pensó mientras se sentía acribillado por la culpa de haberla interrogado sobre Rodrigo en lugar de fijarse en sus heridas. Incluso después de que Sofía le reprendiera, seguía sintiéndose fatal por su comportamiento.—¿Qué estoy haciendo? ¿Cómo he podido pasar por alto algo tan obvio?—se reprendió en silencio.—Lo siento—soltó tras una pausa, no porque fuera reacio a disculparse. Dudó porque sabía que la disculpa no podía compensar el daño que había infligido a Sofía.Tal y como él esperaba, Sofía se mostró tranquila y serena cuando escuchó las disculpas, e incluso pensó que era divertidísimo. Riendo, le dijo: —Lo siento pero no siempre funciona, ya sabes.—Lo sé— De todos modos, no se le ocurrió una forma mejor de expresar su pesar— ¿Estás... bien?—Quería p
Durante los pocos días que pasaba en el hospital, Bruno la llamó varias veces, sobre todo para preguntarle por qué no había vuelto a casa. Ella se inventaba alguna excusa, por eso él no insistía más.—Mañana tengo previsto ir a Guadalajara. ¿Tienes tiempo para acompañarme?—le preguntó. Había terminado su trabajo en DF y era hora de ocuparse de los asuntos que le esperaban en Guadalajara.Bruno hizo una pausa mientras consultaba su agenda con su ayudante. Pronto contestó: —Claro, pero no puedo quedarme mucho tiempo. Hay mucho trabajo en la empresa.—No será un viaje largo... probablemente tres o cuatro días—le aseguró.Una vez acordado el viaje, se adelantó y contrató un jet privado. Viajar en un jet privado era una necesidad para un hombre de su posición, que debía ser cuidadoso en cada paso que daba. Todo por seguridad.Cuando Sofía regresó al Castillo de López, se encontró con Paloma y Juliana, que tenían expresiones de culpabilidad en sus rostros. A pesar de su buena actuación,
Sofía no replicó. En su lugar, sonrió a Paloma. —Tienes razón. Paloma, deberías ser más cuidadosa. Que no te pillen con las... manos en la masa.Paloma le sonrió sin decir nada. No sólo procedería con más cautela, sino que enviaría más hombres tras Sofía la próxima vez para que no pudiera escapar. Sin embargo, no estaba segura del momento oportuno.Sofía se negó a perder el tiempo con ellos. —Papá y yo regresaremos a Guadalajara mañana. Paloma, ayúdame a hacer la maleta—La intención detrás del recordatorio era menos de empacar el equipaje y más de provocarla. El hecho de que Bruno hubiera aceptado visitar Guadalajara demostraba que Sofía era importante para él, lo cual era el mayor temor de Paloma.Como era de prever, la expresión de Paloma decayó al conocer la noticia. —¿Por qué se va a Guadalajara? ¿No sabes que está ocupado? Sofía, tienes que madurar y dejar de darle problemas.—No quiero molestarle, pero insistió en acompañarme—Sofía sonrió con suficiencia y alegría.Su com
Finalmente, Sofía soltó a Juliana, pero no fue porque confiara en sus palabras. Había oído el ruido de un carro desde la puerta y supuso que Bruno estaba en casa.Cuando se puso un pie en el salón, se dio cuenta al instante de que algo iba mal. Recorrió los tres rostros y su mirada se posó en la de Sofía. —¿Qué ha pasado?Ella le sacudió la cabeza con una sonrisa. —Nada.La pelea de hace un momento no era nada para Sofía, pero Juliana no pensaba lo mismo. Se levantó y corrió hacia Bruno mientras planeaba revelarle todo lo que Sofía le había hecho. Necesitaba mostrarle a Bruno la naturaleza despiadada de Sofía.Sin embargo, Paloma contuvo a su hija y negó con la cabeza. —No ha pasado nada. Estuvimos charlando con Sofía y mencionó que mañana irías a Guadalajara con ella.Bruno frunció el ceño al saber que algo debía haber pasado entre las tres mujeres. Como Sofía le aseguró que todo estaba bien y Paloma se mantenía hermética al respecto, no presionó más. De todos modos, Juliana
—¿Cuándo podré recuperarme del todo?— Esa era la principal preocupación de Julio, que quería reunirse con Sofía.Lucía probablemente le leyó el pensamiento y se sentó frente a él con una sonrisa. —Lo primero que tienes que hacer es aprender a controlarte. Mencionaste que no podías evitar querer tener a Sofía a tu lado y que no soportabas ver hombres cerca de ella. Estos son síntomas de un trastorno mental. Tus problemas de salud mental no surgieron en unos días. Son la culminación de una mala salud mental a lo largo de los años. Una recuperación rápida es más bien imposible.Julio frunció el ceño al oír su opinión profesional. Sabía que su estado era grave, pero quería la respuesta a otra pregunta acuciante.—Basándome en lo que acabas de decir, no puedo reunirme con Sofía antes de recuperarme del todo. ¿Es eso cierto?— Preferiría abandonar el tratamiento si ese fuera el caso. La razón por la que asistía a terapia era para poder estar con Sofía. Si se viera obligado a renunciar a c
Julio quería decir algo más, pero la pasión de su corazón se disipó rápidamente al oír lo fría que era Sofía con él. Aun así, no colgó inmediatamente.—¿Cómo has estado?—preguntó.—¿No crees que es demasiado tarde para preguntarme eso, Julio?—Sofía resopló. El comportamiento de Julio la confundía. Llevaba días sin saber de él.Julio sabía que era culpable. Había planeado reunirse con Sofía ese día después de su llamada. Nunca esperó que la doctora Flores le dijera que no la viera, que aprendiera a controlarse. Por eso nunca fue a verla. Pero eso no significaba que a ella no le importara. Aún así, había ido al hospital a ver cómo estaba, y sólo se había marchado después de comprobar que estaba bien.Al otro lado de la llamada, Sofía se enfadaba aún más ahora que él se había callado. —¿Qué? ¿Te ha comido la lengua el gato? ¿Cuándo aprendes a mantener la boca cerrada?—Lo siento—dijo Julio solemnemente—He estado preocupado por unos asuntos. Por eso no he venido a verte.—Oh— Preocu