CORALINE

—No lo puedo creer, Dios mío.

—Es mami, bajó del cielo.

Escucho el latido de mi corazón a mil por hora y su hermosa voz que me dice que si estoy soñando no quiero que me despierten, la mirada de él haciéndome sentir miedo y los ojos de los demás sobre nosotros queriendo correr pero aunque quisiera las piernas no me responden.

Mi pasado está frente a mis ojos cuando solo vine aquí porque papá me lo pidió, no lo veo por ningún lado y siento que nunca lo había necesitado tanto como ahora, ahora que mi cuerpo tiembla y me concentro en el hermoso niño que me agarra la mano y me mira como si fuese una estatua gritando que mami bajó del cielo.

El tacto de mi niño de ojos marrones y grandes me hace caer de rodillas a dónde está tocando con miedo su hermosa cara, la carita con la que he soñado desde el día que salió de mi, me tiembla todo y tocó su cabello cerrando los ojos con miedo, suplicando porque esto sea verdad y lo es, mi pequeño limpia mis lágrimas que caen por sí solas