Un mes más tarde Olivia estaba sentada en casa de su padre, junto a sus hermanos estaba viendo a sus sobrinos e hijos colorear una pared, junto a su padre. Se quedó mirando los arcoíris, las flores de sus sobrinas y las patinetas y playas de sus sobrinos, luego vio el de Sergio estaba haciendo un dibujo rarísimo, abstracto según él. Onix vio a su hermana la cual lucía preocupada y rió. Las dos se vieron en silencio antes de que la joven se contagiara y le pidiera permiso para cargar a su sobrina. Olivia tomó a la pequeña Bea y le llenó de besos y amor.
—Es demasiado linda, Onix.
—Estoy enamorada de mi hija, y son peligrosos, porque a veces siento que no me importa su papá o lo que haga, solo quiero ver a esta muñeca. —Olivia le dio más besos a Bea, su sobrina más pequeña. —¿Tú y Sebastian qué tal? ¿Es oficial, están bien?
—Estamos juntos, felices
—¿Estás feliz?
—Se siente todo raro, pero, nos mudamos
El viaje estuvo tranquilo, lleno de amor, paisajes y tranquilidad, a mediodía estaban almorzando en un lugar precioso. Olivia había escuchado de las cataratas y lagos en la costa de Mainvillage, pero nunca imaginó poder ser testigo de tanta belleza. Su novio era propietario de un centro turístico precioso con vista al lago. Básicamente despiertas y te tiras al agua, duermes en un búngalo precioso de madera y muy abierto, toda la intimidad y privacidad posible entrelazadas con la libertad de la naturaleza.—Esto es precioso.—Lo es—Confirmó Sebastian y le besó en la mejilla. — Tengo que afinar unas cosas te molesta ir por un masaje de cuerpo completo. —Me encanta, tú trabaja. Voy a llamar un toque a Arturo y a los niños.—Salúdalos de mi parte.—pidió Sebastian. — Irina, la encargada te dirigirá a tu sesión—Dijo y le besó. Olivia sonrió y llamó al papá de su hija, tomó asiento para tener esa estresante conversación
Después de una cena exquisita, con la compañía perfecta y el ambiente adecuado, Sebastian le dijo a su novia que le quería mostrar algo en el exterior. Olivia le tomó de la mano y caminó junto a él, la joven vio el lugar lleno de rosas blancas y pétalos de rosados. Le miró encantada por todo el romance y detalle en el que había invertido para un fin de semana juntos, y Sebastian sonrió muy complacido ante la sorpresa en su rostro. Los dos caminaron hacia el final y Olivia vio el cielo iluminarse con pirotecnia, luego a su novio ponerse en una rodilla. —Sé que llevamos dos meses juntos y que nuestra relación ha pasado por mucho, pero hemos perdido diez años de nuestras vidas, en medio de confusión, dolor y vacío, no quiero esa vida para nosotros. Quiero todo tan seguro como sea posible, con cenas inventadas por ti y los niños, desayunos poco saludables, cremas hidratantes, besos y compartir sueños. Te amo, Olivia. No estoy seguro de querer muchas cosas, pero sé qu
Cuando regresaron a la ciudad metida en su burbuja de amor. Estaban rugidos por prepararse para una vida juntos, sobre todo Sebastian quien quería que Olivia y los niños se mudaran de inmediato. Además, el joven quería dejar claro a toda la ciudad que estaban comprometidos así que había dado la noticia a periódicos y revistas con algunas de las fotos y videos que eran para ellos dos. Olivia se molestó un poco porque su compromiso era noticia nacional. Todos sabían más de lo que le gustaría, queestabajuntos, que tendían dos hijos y que estaban más felices que nunca.—¿Sigues enojada?—preguntó Sebastian. —Voy a seguir hasta que veas que no era una noticia para compartir a lo loco.—Bueno, ¿podemosdar una entrevista, te sientes más cómoda así?—Me gusta mi privacidad y me pasaste por encima, esto afecta mi negocio, a mis hijos.—Olivia…—Nos hablamos después y recuerda que si quieres que nos
Mily, Sergio y Sebastian llevaban una pequeña maratón, se habían visto cuatro capítulos de la serie, estaban enganchadísimos y cada vez más encantados con la trama, pero la realidad era que todos tenían compromisos temprano que atender. —Es buenísimo—Dijo Sergio al final del capítulo. —Demasiado bueno, pero no pueden ver un tercero.—Intervino Sebastian, mientras procedía a apagar el televisor.—Mañana hay escuela, chicos. —Me aburro tanto en la escuela. ¿Puedo adelantar dos grados? —Mamá ya dijo que no, ya adelantaste uno Sergio—Respondió Mily y le mordió una oreja. Sergio le jaló el pelo y su papá les regañó, el más pequeño cargó a su hermana después de disculparse para recordarle que era una princesa y que le amaba, Sebastian se despidió de ambos y fue a su habitación. Tomó una corta ducha y cuando estaba con el pantalón de pijama puesto se pasó la crema por la cara como Olivia le había enseñado.<
Gia estaba en la habitación viendo a la versión más joven de Sebastian y pidiéndole que no se fuera. Sergio le vio a los ojos e intentó decirle de nuevo que no era su padre, pero de nada sirvió y cuando se movió ella le disparó al marco de la puerta. Sebastian fue el primero en llegar a la habitación y encontró a su exnovia con el arma al lado de la cabeza arrodillada abrazado a su hijo el cual estaba quieto mirándole. —Gia, qué estás haciendo—preguntó mientras se acercaba. —Quiero que me expliques por qué la me dejaste por ella. Podemos ser una familia todavía, díselo, dile que me amas, quien siempre va a ser así —pidió en un tono pausado, nada que ver con su energético y vibrante tono de voz. —Dile Sebastian que me amas. Vine a matarle a ella —Dijo y miró a Olivia. —Dispárame, pero suelta a Sergio. —No puedes tenerlo todo, no puedes tener a Sebastian siempre Olivia. No puedes prohibirle a Owen hablarme, no me lo puedes quitar
Sebastian estaba consumiéndose en su propia autocompasión. Tras tres semanas de internamiento Gia había tenido una sesión con las personas a quienes había hecho daño; Olivia, Sergio, Milena y sus padres adoptivos fueron a la cita. Le escucharon disculparse y le acompañaron en su proceso de sanación, la semana siguiente, la semana de su mes, lo pasó con las personas que le hicieron daño y para Sebastian que había sido más consciente que nunca de lo que sus palabras y acciones habían hecho en los demás. Olivia vio a su novio sentado en a oficina de su departamento, él estaba tomando un sorbo de café mientras leía unos documentos, y la mujer se sorprendió ante la paradoja. Era muy complicado verles a ambos pasar la misma experiencia y tomar tan diferentes caminos. Tanto Sebastian como Sergio habían tomado a Gia bajo su ala, su hijo era un experto en salud mental y su novio era un experto en intentar dejar de ser un imbécil nacional. Olivia le quitó el café f
Sebastian se acercó a su novia por detrás y le rodeó con sus brazos, le dio un beso en la mejilla y le volteó para preguntarle seriamente: —Olivia, ¿estás bien mi amor? —Estoy genial lo que pasa es que Carrick y Alonso no me obedecen—los dos rieron y se pusieron en pie para salir con Sebastian, ella se despidió desde la puerta del elevador y fue a su habitación. Sus hermanas llegaron treinta minutos más tarde y le llenaron de besos y miradas de amor, palabras de aliento y seguridad, le acompañaron en el maquillaje y peinado. Carrick, Alonso y Sebastian fueron por un corte de pelo y un spa muy masculino, lo cual sorprendió a Sebastian el cual se tomó una copa de champaña y vio a sus amigos, les quitó las rodajas de pepinos de los ojos y preguntó: —¿Qué se trae Olivia entre manos? —Olivia—repitió Alonso como si no le conociera. —¿Tu prometida? —Sebastian asintió. — Nada malo. Eres un hombre afortunado, en haberle
Olivia y Sebastian habían tenido un inicio de su matrimonio maravilloso estaban muy concentrados en mimarse, sentirse bien y disfrutar del momento y la compañía, unas vacaciones que eran de dos semanas terminaron siendo de un mes. Olivia estaba muy concentrada en convertirse en madre, pero su cuerpo parecía negarse a darle aquel gusto. Seis meses más tarde estaban celebrando el cumpleaños del hijo que sí tenían. Sebastian le dio un beso en la frente a su hijo y le abrazó. —Papá, me duele. —Solo, quédate aquí cinco minutos conmigo—pidió Sebastian y Sergio le vio divertido. —Mi amor, te amo tanto. —Sergio de mi vida, mi corazón, hermano favorito, te amo tanto, quiero que cumplamos 100 en el mismo acilo y quiero que seamos hermanos siempre, en todas nuestras vidas —Dijo y vio a Sebastian. —Necesito… ¿Qué lo sueltes? —dijo incómoda. —Estoy teniendo cinco minutos. —¿Sabes que fui la primera