Ubicación: Argentina

Entran a la cafetería del hospital, y Tania sigue en shock. Lisandro toma su mano y ella lo mira asustada, luego lo observa a Fernando. ¿Acaso su esposo la está incomodando?

—¿Quieres hablar con él a solas? —pregunta Lisandro molesto.

Toda esta situación no puede ser peor. ¿Cuántas veces más le ocurrirá que una mujer lo deje en segundo plano por otro hombre?, se pregunta Lisandro.

—No se preocupe, usted es su esposo. Ella necesita que esté aquí. Dejé que pensara que había muerto por demasiado tiempo. Solo quiero aclararle las cosas —dice Fernando, y el señor Li desea romperle el rostro. No es arrogante como Amadeo—. Tania, lo siento. Esperaba que mi carta te diera una pista para que entendieras que aún seguía ahí, pero la gente de D’ Luca me abordó. Me amenazaron con matar a toda mi familia si no me iba a ejercer médicos sin fronteras a Sudáfrica. Según me dijeron, su hijo estaba enamorado de ti y sería capaz de hacer lo que sea para recuperar tu amor. Me mostraro